La batalla del turismo de Sol y Playa

Silvia Carreño

La batalla del turismo de Sol y PlayaEl turismo de Sol y Playa pierde potencial de atracción frente a otros destinos más baratos, menos explotados y novedosos. La competencia en el Mediterráneo es cada vez más dura, ante el auge del sector en países como Croacia, Marruecos, Túnez

Para contrarrestar esta bajada de ingresos en lo que ha sido la gallina de los huevos de oro durante los últimos cuarenta años, el Gobierno se ha propuesto inyectar 3.600 millones de euros en los próximos cinco años.

El objetivo es claro, atajar la imagen decadente y poco cuidada de algunos de los puntos clave del turismo de Sol y Playa, y dotarlos de mayor calidad para atraer a un turismo con más poder adquisitivo.

Turistas que gastan menos

En esta línea, la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur) prevé que en 2008 lleguen 60 millones de turistas extranjeros, superando aunque por poco, las cifras de 2007, año en el que España recibió a 59,7 millones de turistas. Pero si hablamos de gasto, la situación no es tan halagüeña, el año pasado cada turista gastaba de media 628 euros, frente a los 853 euros del año 2000.

Cirugía para el turismo

Las actuaciones económicas forman parte de un Plan Estratégico diseñado para potenciar el sector turístico, de manera que se acompañará de actuaciones medioambientales como definir el dominio público marítimo, frente al terrestre, y frenar así la proliferación de construcciones en primera línea de playa. Muchas ciudades costeras han perdido su encanto natural a causa del crecimiento urbanístico sin planificación y atentando de manera grave contra la conservación del medio ambiente y el paisaje. Ahora toca evitar que siga empeorando…

En la estrategia planteada por el Gobierno, donde parece que se quiere hacer la transición del turista de tumbona y hotel a un turismo más activo y cualitativo, se incluye el proyecto de creación de la marca ‘Privilege Spain’. Se crearán ocho itinerarios adaptados para los perfiles nacionales que más gastan.

La idea es fidelizar a turistas franceses, ingleses o alemanes con itinerarios adaptados a su perfil.

En definitiva, España ya no destaca por ser un destino turístico económico y la apuesta del Gobierno pasa por potenciar otras virtudes. Un ambicioso plan que tiene que concretarse, pero supone un primer paso para el cambio y una reacción quizá aún a tiempo, frente a la dura competencia por quedarse con la mejor parte del pastel turístico.