Cuando el afecto muere, hay una especie de mutación que convierte al hombre en un simple contenedor de emociones. Polar habla de lo que va apareciendo debajo de la escarcha que cubre el interior de las personas.
Cualquiera sabe que de vez en cuando, por simple higiene, hay que dejar abiertas las puertas de los frigoríficos para eliminar la escarcha. Existen personas sometidas a procesos industriales parecidos. Han sufrido una especie de mutación que las convierte prácticamente en máquinas.
La pérdida del afecto condena a las personas a ser simples contenedores de emociones. Las relaciones personales han quedado suplantadas por las laborales. No son amigos, son compañeros que simulan ser amigos. Dos cajeros de banco, un guardia de seguridad y una dependienta de tienda de electrodomésticos han aprendido a vivir en ese mundo.
De vez en cuando su puerta se abre como una herida, lo contamina todo de frío y debajo de la escarcha que cubre sus paredes interiores van apareciendo todas sus emociones, frustraciones y heridas. El problema es dónde quedan las cosas una vez acabado el proceso. No todo vuelve a su sitio.
Idioma: Castellano