Els Joglars. La torna de la torna.

Todos deberían verla!.

Me parece muy buena la forma como enlaza tres momentos: el presente (un militar jubilado de la dictadura, viejo y caduco), la representación de la obra en 1977, y los hechos históricos (el encarcelamiento, juicio y condena a muerte de un delincuente común extranjero). No me extraña que los militares de 1977 se sintieran ofendidos. La obra no hace sino representar su comportamiento de entonces, fascistas, prepotentes, borrachos... La recomiendo. Hay momentos que se hacen un poco pesados, pero merece la pena no perder la memoria histórica.

Es cierto que la obra tiene una relevancia histórica que convierte su sola presencia en las salas españolas en un acto de reivindicación en sí mismo, y denuncia de ciertos trasnochados franquismos que aún campan a sus anchas. La esccenografía, la dirección de actores, vestuarios, decorados, ... todo de un gusto exquisito, con reminiscencias, como siempre sucede con El Joglars, de la Commedia dell'arte italiana: las máscaras, sin duda, lo mejor. El texto muy gritado, graznado, hiriente a veces y de costoda comprensión.

La obra, genial; asombroso ver cómo, después de 28 años y tras una revisión, sigue funcionando a todos los niveles. Pero... Pero resulta absolutamente bochornoso que el teatro perteneciente al Círculo de Bellas Artes tenga unas butacas tan incómodas: a los 15 minutos ni tú ni nadie sabe ya cómo ponerse, lo que deriva en movimientos, en ruidos y en la consecuente pérdida de atención o de frases concretas. En resumen, un diez sobre cinco para Els Joglars y un cero patatero para el teatro. Butacas nuevas ya, por favor.

Els Joglars bajo la dirección de Boadella están magníficos en esta obra que re-torna.Muestran con una habilidad que sólo los grandes lo saben hacer, un tema trágico que arranca nuestras risas en los momentos de mayor dramatismo. A pesar de que lo narrado pasó hace más de veinte años, siempre está presente, pues los abusos del poder siempre aparecen en los "cuerpos" o instituciones que tienen jerarquías en su seno. Enhorabuena a la compañía por refrescarnos la memoria y despertar nuestro pensamiento.

La interpretación es magnífica, así como la puesta en escena, a pesar de que está realizada con medios muy simples. El guión muy valiente teniendo en cuenta la época en la cual se realizó. La sátira es muy buena y al ser tan esperpéntica creo que no debería hacer daño a nadie. Recomiendo ir a verla para, fundamentalmente, recrearse con la interpretación de los estupendos actores.

Los actores están impecables. El uso del escenario es perfecto, como siempre, y el texto, aunque no es de lo mejor, es aceptable, teniendo en cuenta cuándo fue escrito. Mucha gente en el teatro se sintió ofendida y se marchó antes de que acabase, sin tener en cuenta ni la propia opinión actual de Boadella sobre lo que escribió en los 70 ni la ridiculización y la exageración de todo que Els Joglars hacen siempre. Merece la pena.

Sencillamente espectacular. Boadella no sólo sabe trabajar en clave de commedia dell´arte algo tan sórdido como un asesinato "legal", sino que además usa como marco narrativo de la obra el asilo de ancianos en donde se encuentra el guardia civil que lo condenó por representarla en los 70. Dicha obra se recrea en escena como la alucinación senil de un viejo que, quizá, tenga remordimientos. Volvería a verla.

Me pareció un montaje bastante bueno. Lo único que nadie vaya pensando que va a ver una obra de Joglars, aunque sí tiene elementos que les definen esto es un montaje con estudiantes de último curso del Instituto del Teatro. Los actores bastante buenos y la obra muy divertida. Lo peor de todo, el propio teatro, butacas muy incómodas y tan viejas que no hacían más que crujir cuando alguien se movia.

Como todo lo que hace una compañía tan profesional y de trayectoria tan larga como Els Joglars, excelente. Aparte de lo interesante que considero volver a ver en escena, recreada, una obra que marcó la transición a la democracia, sólo por la calidad del trabajo de los actores merece la pena. Y la dirección de Boadella deja claro que es quien es por sobradas razones.