Cosas que haría en Rusia. Si Rusia existiera, claro

Rebeca Suarez
Hay gente que se acuesta cada noche rezando un Jesusito de mi vida tú eres niño como yo para que lugares fantásticos como Hogwarts, La Tierra Media o Narnia, existan de verdad. A mí, sin embargo, el lugar ficticio que realmente me gustaría visitar es Rusia.

Porque a estas alturas, no queda nadie que se trague que Rusia exista de verdad, ¿no? Es decir, ¿una tierra increíblemente hermosa, poblada por superhombres resistentes al hielo, que toman vodka como si fuera agua y cuyo máximo dirigente cabalga por sus tierras, pecho palomo al aire? ¿Un lugar en el que los pacientes lo primero que hacen al despertarse de una operación es bajarse al bar a tomarse una cerveza? Lo siento, suena demasiado bueno, y todo el mundo sabe que el secreto de vender una buena mentira es hacerla verídica.

Aunque admito que mi convicción se ha visto recientemente cuestionada con la guía de Moscú en 48 horas de Soledad Amado (si no nos podemos fiar entre Houdinis, ¿de quién nos vamos a fiar?), son demasiados años de pruebas empíricas que demuestran que esta tierra de ensueño no es otra cosa que una mera fantasía.

Así que, con vuestro permiso, y el de Soledad, voy a seguir apoltronada tranquilamente en mis trece, y contaros algunas cosas que me gustaría hacer en Rusia. Si Rusia existiera, claro.

Prepararme. Porque a todo viaje hay que ir con los deberes hechos. Hasta a los imaginarios.

Lo bueno de Rusia es que, aún sin existir, sabemos de ella un montón de cosas, así que si por algún giro mágico del destino pudiéramos visitarla cual Narnia a través del armario, no tendríamos que hacer mucha labor de documentación.

Por ejemplo, gracias al cómico Eugenio sabemos que los rusos son tela marinera, que Rusia es una cosa extraña y curiosa, que la ensaladilla rusa está muy buena y Demis Roussos es lo mejor. Y lo más importante, que hay mucho ruso en Rusia.

Ahora, si te vas a poner técnico y a ti lo que te gusta es profundizar en la historia de un país antes de visitarlo, no te preocupes que para eso nos enseñó en 2001 Miss Melilla todo lo que necesitábamos saber, es decir, que en Rusia vive gente maravillosa y que ha habido algún cambio en política. Y a tirar millas.

Morir por sobredosis de stendhalazo.

Mirad, en el fondo, aunque nos pese, tenemos suerte de que Rusia no exista realmente.

¿Os imagináis cómo sería enfrentarse en vivo a la Catedral de San Basilio o la Iglesia del Salvador? ¿Os imagináis que pudieras hacer compritas en un sitio como el Gum de la Plaza Roja? ¡Os imagináis que en un mismo país existiera una maravilla de la naturaleza como el Lago Baikal y un metro con más poderío y belleza que La Zarzuela?

Porque yo me lo imagino algo así como sufrir un estado catatónico por sobreexposición a la belleza que roce la línea entre la vida y la muerte, eh. Menos mal que estamos a salvo.

Salir de fiesta con Dimitri.

En un país mítico en el que hasta hace cinco años ni siquiera se consideraba la cerveza una bebida alcohólica y el vodka se toma como si fuese zumo, “salir a tomar algo” es una cosa seria que ha de hacerse bajo la supervisión de profesionales. Y si hay un personaje que haya traspasado las fronteras de la ficción convirtiéndose en un dios del meme en todo el mundo, ese es el bueno de Dimitri, un tío sano y tranquilo al que le puede su afición a la música. Si él no se conoce los mejores garitos de Rusia, apaga y vámonos.

Irme de boda.

Imagínate que tuvieras que mostrar a un extranjero cómo son los españoles, pero solo tuvieras un día, ¿qué harías? Yo sin duda le llevaría a una boda.

Piénsalo: familia, amigos, viejos, jóvenes… toda la fauna ibérica representada en un lugar confinado. Hipsters y reggaeton, Paquito el Chocolatero y tu cuñado criticando a Podemos. Una boda ES España. Y lo mismo pasa en la ficticia Rusia.

Solo que como todo allí, pasa MÁS. A todo lo anterior, añádele unos juegos y bailes “eróticos” hilarantes, lo mejor de la moda (de hace 30 años) y alcohol como para desinfectar un estercolero. Eso sin contar con que se trabajan los vídeos nupciales más mágicos del universo. A ver quién es el listo que ve este vídeo y dice “pues a esta boda yo no voy”.

Ligar en modo difícil.

Vamos a suponer que Rusia existe (mucho suponer) y que allí se maneja el Tinder. Si te gustan las mujeres, estarás pensando; “qué bien, porque en Rusia hay más mujeres que hombres (unas 1160 por cada 1000 hombres), así que las matemáticas están de mi lado”. Si te gusta el género masculino tendrás en la cabeza esos hombres rusos sensuales. Ya sabes de los que te hablo, esos que nacen ya con pelo en el pecho y el chándal puesto. Pero el nivel en el Tinder ruso es alto. Altísimo. Y puede que con tus tristes fotos actuales no te comas un colín. Es decir, seguro que no tienes ni una triste foto con un hacha ni una escopeta. Y de posar tumbados al lado de peces gigantes ni hablamos, ¿no? Mira, si no vas a poner ni un poco de tu parte, allí no tienes nada que hacer. Sácate como mínimo una foto con una flor de plástico en la boca, haz el favor.

russian funnycutes

Ponerme la capa y derrotar a SuperPutin.

Al Ruso lo que es del Ruso. Esto de que se hayan inventado como dirigente máximo un Supervillano en vez de un Superhéroe, requiere valor. Y por mi parte, me quito el sombrero. Aunque es verdad que si lo que pretendían era que nos creyéramos que Putin (y por consiguiente su país) existe de verdad, quizá deberían haberse cortado un poco con sus súper hazañas. Porque lo de ponerles canciones de Boyz II Men a los moscovitas para que procreen, tiene su gracia. Y lo de cabalgar como un vaquero macizo, da para chiste. Pero lo de cazar ballenas al mismo tiempo que abraza osos, y encontrar vasijas de la antigua Grecia mientras bucea… lo siento, pero eso ya requiere demasiada fe.

putin

Intentar sobrevivir.

Aquí llegamos al meollo del asunto. La razón principal por la que muchos ya no nos creemos esta conspiración a nivel de internacional que pretende que nos creamos que existe Rusia realmente: los videos de rusos. Admito que están currados. ¡Se han inventado hasta su propio idioma! (Como los de Klingon o los Elfos, por otro lado). Pero esas situaciones, ese vivir al límite en cada carretera y ese jugarse la vida de la manera más absurda posible en cualquier situación, arma en mano… sencillamente, ¡no cuela! Pero buen intento, Rusia. ¡Buen intento!