'1 año en 1 post' por Anna Llauradó

Silvia Carreño


Anna Llauradó
estudió en el Lycée Français de Barcelona. Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Ha trabajado en diarios (“Diario de Barcelona”, “La Vanguardia”…), en revistas (“Dirigido Por…”, “Imágenes”), en TVE, en Radio 4. Ha escrito guiones para cine y televisión, obras de teatro y ahora escribe novelas y cuentos…

Su blog: tu también puedes.

Si pudiera escoger una palabra

365 palabras para resumir un año. (El 2008 en este caso…)
Una palabra por día…
¿Si pudiera escoger una palabra, una sola palabra para pronunciar cada día, cuál sería?
Hoy, una sola palabra…
¿Cuál?
Me llega una… Como una mariposa… Es…
“Sonríe.”

Estoy sentada frente al ordenador. Detrás de la pantalla, la ventana enmarca un cielo de atardecer invernal. Ya es diciembre. Primeros de este mes, último del año. Han pasado ya casi por completo los 12 meses de este 2008 que muchos asociarán, cómo no, a la famosa palabra que no voy a escribir.
Los entendidos en numerología decían que el 2008 daba, por la suma de sus números, el 1, o sea el principio. Iba a ser éste, por tanto, un año de inicio de algo…

Los chinos, por su parte, consideran que la famosa palabra que no voy a escribir, encierra en su caligrafía dos significados: peligro y oportunidad.

O sea que entre “numerólogos” y chinos, el 2008 sería un año para el inicio de una peligrosa oportunidad. Es decir, el principio de un cambio, y no sólo climático.

Pero el principio del cambio está en el 1, precisamente.
Sólo el individuo puede cambiarse a si mismo y, cambiándose él, algo puede cambiar entonces en el mundo.

Los límites a los que hemos llegado, han fijado, tal vez, que este 2008 se haya convertido en el año de la oportunidad peligrosa pero, no en un sentido negativo, sino todo lo contrario: para dejar atrás unos patrones de conducta y de vida que ya están pasados de moda.

Lo nuevo, lo “cool”, lo más “in” a partir de ahora es ser buena persona. Y pensar en los demás y en el planeta; dejar la mente para entrar en el alma; evitar el ruido para conocer el silencio; abrir el puño para expresar la caricia; ayudar y dejar de atacar; ser amable siempre que se pueda (y se puede casi siempre); agradecer en lugar de exigir, abrirse a no saber y…

Sonreír.

Ante una oportunidad peligrosa, sonríe.
No es tan fiero el león como lo pinta, y si es tan fiero, seguro que deja de serlo sonriendo… Así que…

¡Un prosperísimo 2009 lleno de sonrisas!

PD.- Acabo de descubrir que la palabra “sonrisas” es la 366 de las 365 que había que escribir. (¡Ni hecho adrede!)
No cabe, por tanto, en el 2008 pero se queda: para iniciar el nuevo año.

Gracias por compartir tu visión de 2008 Anna.