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Yo me atrevo con todo… pero no sin mis amigos

Glòria Fernández
Para ti, la amistad es una función biológica. Es tan vital como respirar o dormir. No necesitas estar bajo los efluvios del alcohol para hacer una exaltación del cariño que sientes por tu grupo de amigos, porque te nace solo, como un ‘quejío’ flamenco, pero con alegría. Sois uña y carne.

Te lees cada uno de los 300 mensajes que tienes por leer en el chat ‘Compitruenos’ con el rigor de haber recibido una ‘bat-llamada’. Eso es camaradería y amor incondicional, y lo demás son tonterías. “¿Qué hacemos hoy?”. La pregunta clave y la puerta de entrada a un mundo de ocio y nuevas sensaciones, como en la canción de Los Planetas. Y es que lo tenéis todo a vuestro alcance para que sea una reunión aspirante a quedar registrada en la Wikipedia, junto a la entrada de la Conferencia de Yalta.

No confías en nadie tanto como en la Codi, la Pinky, la Pam y Emejota. Con ellos te atreves a todo. Son tus ‘partners in crime’. Con los únicos con quienes darías un golpe cual forajida, con quien te embarcarías en la aventura de resolver un crimen o con quien piensas compartir el mundo cuando lo domines (paciencia y que nadie te quite la ilusión).

Por eso, cuando se trata de descargar adrenalina, los quieres cerca, porque no te van a fallar. Ni siquiera para sacarte esa foto en la que sales totalmente desencajada de la impresión mientras emprendes el vuelo con tu parapente. O pegándote la gran hostia en tu primera vez con el ‘wake’. “¡Que sales TOTAL…!”. Si es que hay que quererles, ¡ay!, porque, amigas, no hay manera de salir digna cuando sientes que tus pies se despegan del suelo, mientras desafías la gravedad y se te pegan todos los pelos en la cara. Como tampoco hay manera digna de enfrentarse al vuelo de una cucaracha gorda. Esto es así.

Porque, para pasar estas olas de calor que compiten con los sueños apocalípticos de Sarah Connor, hay más opciones que la de levantar un asentamiento nómada de ‘Compitruenos’ en la playa e ir del agua a las toallas de Mudanzas Gustaman y del Mundial del 82.

En la mayoría de lugares de las costas españolas tienes a tu alcance toda clase de deportes y prácticas acuáticas como el snorkel, kayak, parasailing o la nueva sensación, el flyboard. Si ya te has enganchado al saludable paddle surf, ¿sabes que podéis practicarlo todos subidos a una tabla XXL? La experiencia u os acaba uniendo o genera un cisma en vuestra amistad y llevándoos a la deriva. Vaya, parece que solo existe una opción sensata…

También puede ser una gran ocasión para ese bautizo de buceo que llevas tantos años retrasando y al que tus colegas están deseando acompañarte. Pero mejor no lo hagáis en fin de semana, porque si lo que esperáis es descubrir los restos de un Titanic, lo lleváis clarinete. Ni peces. Solo más grupos de amigos acompañando a su amigo a ese bautismo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer. Y burbujas. Muchas burbujas. Un ciclo sin fin de burbujas y buzos.

Si vosotros os sentís más identificados con los planes ‘de tranquis’ y del dolce far niente, nada como pillar un velero (llamado Libertad, Pequod, Perla Negra o como os dé más rabia) y disfrutar mecidos por las olas de un vermut mientras observais un espectacular cielo en llamas.   

Os conocisteis cumpliendo un castigo, como en ‘El club de los cinco’, quisisteis formar un grupo de música con un casiotone sin pilas y una raqueta, cuando llevar bandas de pelo era de ‘heavys’ y no de ‘hippie chics’. Pero sois más de tierra firme, a poder ser asfaltadito y con una nutrida lista de ‘cuarteles generales’ (eso es, bares y terracitas con birras heladas, que no todo es WhatsApp…). Pero, en el final del verano, cuando ya habéis pisado todos los festivales para llenar de ‘selfies’ Instagram, pero lleváis las pulseritas tan foscas y ‘guarretosas’ que no podéis ni vacilar, sentís el regomello de que os faltan estímulos.

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Porque tenéis alma de Goonie –y los Goonies nunca dicen muerto–, el ‘mono’ de emociones fuertes quizás no os lo podréis quitar embarcandoos en la búsqueda del tesoro de Willy El Tuerto, pero os parecerá igual de atractivo convertiros por un día en concursantes de un circuito basado en el mítico ‘Humor Amarillo’, lanzandoos por tirolina, poniendoos a prueba en parque multiaventura o haciendo escalada ‘indoor’, o jugando un inmenso partido de ‘bubble football’.   

Sí, organizar una barbacoa también puede ser muy estimulante y es muy de ‘amiguis’. Cuela si, por ejemplo, se hace después de un curso de supervivencia y os metéis en el papel a lo Bear Grylls y no como Alba Carrillo (eso no vale). Siempre estáis a tiempo de organizar una barbacoa aderezada con los grandes éxitos del ‘cuñadismo’. Por eso, es mucho más sugerente ponerse de acuerdo en hacer un taller gastronómico o un curso de cócteles y competir por ver quién hace el sushi o el ceviche más amenazante o un cóctel salido de una clase de pociones de Hogwarts. O, mejor, poner todos los sentidos en hacerlo bien y disfrutar el resultado con un buen acompañamiento.

Créditos: CCO license

A tus amigos y a ti os gusta más pasar miedo y experimentar el misterio que a Mulder y Scully en un ‘crossover’ con Iker Jiménez y Carmen Porter. ¡Boom! La nave del misterio sería una fiesta. Tanto como probar una de las muchas aventuras que ofrecen las ‘room escapes’. Amenazas biológicas, islas salvajes, crímenes, casas encantadas, prisiones malditas… ¡Pruébalas todas!

 Si es que dejáis ‘With a little help from my friends’ en una expresión de odio. Sois como los ‘protas’ de ‘Stranger things’ y tenéis claro que vuestros lazos van a durar hasta el asilo y más allá. Todavía no estáis mentalizados para la petanca y el chándal de tactel pero, mientras aparece en vuestro camino un peligro sobrenatural contra el que luchar, siempre os van a quedar las emocionantes partidas de bolos en las que jugaros las pizzas y las birras. Con trampas. Eso siempre.