Sluuuuurp!!: seis cosas que hay que saber antes de ir a comer a China (o a un chino)

Ésta es la forma canónica de coger los palillos chinos. (Foto de Evan MacKenzie)

La toallita caliente y el chupito de licor de flores. Una forma de manejar los palillos con tendencia a la tendiditis pero eficiente a corto plazo. Probablemente eso sea todo lo que sepas sobre los usos y costumbres chinas en la mesa.

Es ciertamente algo pobre, así que os hemos preparado unos cuantos consejos de etiqueta, sobre todo si os decidís a viajar a China y acabáis invitados por un huésped local, pero también si os llevan a visitar un buen restaurante chino.

Porque restaurantes chinos hay muchos, de esos neutralizados y adaptados a los gustos occidentales –ya sabéis: mucha salsa agridulce y mucho glutamato–, también los hay muy buenos y muy tradicionales. Y por eso, vale la pena que sepáis que:

  • Antes de empinar el codo, un brindis: antes de mojarse los labios con la cerveza, el vino de arroz o cualquier otra bebida, lo correcto es ofrecer un brindis en honor del anfitrión y los comensales.
  • No pero sí (I): si te ofrecen algo, recházalo. Aunque te apetezca. Está mal visto aceptar a la primera, y tu anfitrión insistirá varias veces y sólo entonces tú aceptarás el ofrecimiento.
  • No pero sí (II): del mismo modo, si tú eres el anfitrión, no aceptes el primer no por respuesta de tu invitado chino. Debes insistir hasta que ceda.
  • Sorber está bien: es una señal de que estás disfrutando la comida. No te cortes, pero tampoco te pases.
  • Eructar no está mal: es decir, está aceptado, pero tampoco es cuestión de opositar al Guinness. Si te viene, déjalo ir con suavidad. En cambio, si al final de la comida necesitas usar un mondadientes, tápate la boca con una mano mientras te hurgas.
  • Pago no pago…: como decíamos más arriba, si eres el invitado, se espera de ti que te ofrezcas a pagar la cuenta, que insistas con cierto convencimiento pero que tras marear un poco la perdiz, acabes aceptando que pague tu anfitrión. Del mismo modo, si eres tú quien invita, deberás rechazar la billetera del otro tanto como haga falta.