Semana Santa para dioses viajeros

Alberto Piernas 3 minutos
Pronto dejaremos atrás el invierno, la cuesta de enero y la gripe. Toca volver a reponer fuerzas y olisquear las flores. A sonreír y ser más feliz. A ser más cálidos. Y ya que se acerca la Semana Santa, también le pedimos un poquito de folclore y vino. Deseos marca Mr. Wonderful que guisamos con cariño dando como resultado un lugar al sur de España famoso por tener dos mares, un vino que se sirve hasta en los Óscar y ciudades dignas de Los Pilares de la Tierra. Este año, más que nunca, la Región de Murcia confirma su condición de Imperio del sol retando a los viajeros de todos los niveles.

En la Antigüedad, las personas necesitaban rendir tributo a los astros, al viento y la tierra, al aire y especialmente al sol. Los incas, por ejemplo, alababan a Inti, su Dios del Sol, los griegos a Helios y los egipcios a Horus. Sin embargo, tenemos la certeza de que todos estos mitos se fueron a algún lugar del sur de España para no volver nunca más. Y creemos que ya es el momento de invocarlos.

Con 300 días de sol al año, 252 kilómetros de costa y una temperatura media de 19 gradosCosta Cálida – Región de Murcia se consolida como ese lugar calentito del que emana un vino noble, playas de sirenas o ciudades a las que acudir para renovar nuestra fe y conocer su legado vivo. Nuestra alegría por la vida tras un invierno más largo que el de los Siete Reinos (y esto va con segundas…)

Bici en La Puntica de San Pedro Pinatar (Región de Murcia) © Joaquín Zamora

Historia de 3 ciudades

El Mediterráneo siempre ha sido un crisol de culturas: fenicios, íberos o romanos que llegaron cantando aquello de mur-ci-ya (o agua que humedece) conquistados por la magia del río Segura. Vecinos inteligentes que ya predijeron que Murcia sería la gran huerta de Europa, decidiendo fundar una capital murciana que se les fue de madre en el buen sentido. Un laberinto en cuyas callejuelas antaño el mundo regateaba por una alfombra, atracones de marineras (tapa típica de Murcia ciudad) y pasteles de carne o una plaza de Belluga donde resaltan los dos grandes orgullos de la ciudad:  la Catedral de Santa María, cuna de muchos estilos arquitectónicos que contrasta con la elegancia de su Real Casino, cuyas lámparas de araña incitan a bailar el vals de la Bella y Bestia.  

Ciudad de Cartagena (Región de Murcia)

Pero Murcia es tan solo la cara de un triángulo formado por otras dos ciudades obligadas de incluir en tu camino al Olimpo. Bendecida por unos vecinos cartagineses que necesitaron de una Ciudad Nueva para ampliar su mapa de conquistas, Cartagena es la madre de los cruceros, la de las calles de colores y un teatro romano que Ridley Scott descubriría demasiado tarde para rodar Gladiator. También de su impresionante muralla.

Será después, con los cuerpos vibrantes por el típico caldero de pescado y la canela de su café asiático, cuando nuestra visita prosiga en Lorca. Conocida como la Ciudad de los Cien Escudos, aquí convivieron musulmanes, católicos y judíos, siendo su sinagoga la única de España que resistió a la conversión cristiana. Una joya para gourmets culturales donde perderse una noche en el famoso Parador de Lorca sería un sacrilegio.

Vino, lodos, sal y otros elixires

Es hora de volver al modo “Saber Vivir”, a lo natural, a los elementos que nos aportan salud y placer mientras masticamos un tallo de esparto. La Región de Murcia sabe mucho de ello gracias a unos viñedos de la zona de Jumilla, Bullas y Yecla que regalan un vino digno de unos premios Óscar en cuyas cenas se ha servido en más de una ocasión. A través de zonas tan especiales como el Valle de Ricote,  deleitarse con una copa de vino entre palmeras y viejas norias es lo mejor que puede pasarle a tu currículum viajero.

Caldero Mar Menor (Región de Murcia) © Joaquín Zamora

Además del vino, el relax se convierte en otro protagonista clave de cualquier ruta por Murcia. El motivo no es otro que los dos balnearios que han coronado a esta como provincia del bienestar, el de Archena y el de Leana. Al festival de las burbujas habría que sumar el secreto del Mar Menor, donde los cuatro elementos han dado como resultado los tratamientos de lodo más famosos del país.

Mar Menor (Región de Murcia)

Pero yo lo que quiero es mar. ¿Te valdrían dos? El mar Menor y el Mediterráneo se unen en una zona donde el espectacular atardecer y las rutas en bici conviven por igual. A ello puedes sumar una visita a las playas del Parque Natural de Cabo Cope y Puntas de Calnegre o Águilas.

La fe hay que caminarla

Dijo una vez Paulo Coelho que lo importante no es el destino, sino el viaje. ¿Y si ambos lo fueran? Aunque bueno, mejor no nos adelantemos. Rebobinemos y saltemos hasta Orihuela, la ciudad donde comienza el Camino de la Cruz – Camino de Levante.

Ruta en bici por el Camino de Levante (Región de Murcia) © Juanfra García

Una ruta que cruza por ríos, palmerales y tierras místicas a través de 118 kilómetros y cinco etapas. Fases que se distribuyen en el Río Segura, el cual os guía, la Huerta de Murcia o los badlands, vocablo yanqui que aquí hace alusión a tierras de secano moldeadas por el agua. Podemos volver a pasar por Bullas, porque otra copita de vino nunca sobra, y finalmente, sí, ante tus ojos, verás el Santuario de la Santisima y Vera Cruz de Caravaca.

Santuario de la Vera Cruz. Caravaca de la Cruz (Región de Murcia) © Joaquín Zamora

Cuentan que los ángeles, allá por el año 1232, depositaron en este lugar una cruz patriarcal, de las de doble travesaño. Actualmente este relicario alberga dos astillas de la cruz donde murió Jesucristo. Esta reliquia bastaría para convertir Caravaca de la Cruz en una de las Siete Ciudades Santas de la Cristiandad y en sede del Año Jubilar cada 7 años. Pero lo que no sabrás es que, en este lugar santo, puedes limpiar todos tus pecados también durante los años no-jubilares, así que…¡ ya estáis tardando tu Fé y tú en acercaros a Caravaca!

Pareja Senior viendo la Vera Cruz (Región de Murcia) © Juanfra Gracía

Al llegar, te darás cuenta de que esperaste toda tu vida para comer yemas y migas, pasear por una Caravaca medieval que te transporta a otra época y renovar la fe que viniste a buscar.

Aunque quizás no la necesites, porque ahora tienes un brillo especial.

La culpa la tiene la Región de Murcia. Su vino, sus lodos y su sal.