París para espabilados: en invierno mejor

Rebeca Suarez
Pase lo que pase, París ha sido, es y será siempre lo más. El destino perfecto busques lo que busques.

Lo mismo te vale para soltar chistes de cuñados sobre personas que parecen hormigas desde la cima de la Torre Eiffel, que para hacerte el romántico paseando por los puentes que cruzan el Sena (ojo ¡sin candaditos del amor!), el estiloso tomándote algún brebaje en sus terracitas o el intelectual en sus incontables museos y monumentos.

[redbox text=”La que para los hosteleros y demás ingenieros del turismo es la temporada baja, para nosotros, viajeros avezados, se llama Temporada de Gangas.” position=”right”]

Y aunque los Campos Elíseos se vienen muy arriba con la primavera y los paseos en Bateaux Mouches se disfrutan más si al bajarte tus pies no se asemejan sospechosamente a dos cubitos de hielo, el invierno sigue siendo la mejor época para hacer trabajar las ruedas de nuestras maletas y lanzarse a la aventura parisina.

La que para los hosteleros y demás ingenieros del turismo es la temporada baja, para nosotros, viajeros avezados, se llama Temporada de Gangas. Porque París nunca es más vibrante y, sobre todo, accesible, que durante el invierno. Y si no, atento a estas razones de peso.

¿Viajar y ahorrar? Sí, es posible

Se acaba un año, empieza otro y todos, lo admitamos o no, nos hacemos los dichosos propósitos de cambiar nuestras vidas radicalmente para ser más felices, más guapos, más listos y…, más miserables cuando llega abril y nos damos cuenta de que no hemos cumplido ¡ni uno! Pero hay dos propósitos impepinables que puedes superar de un tirón: ahorrar y viajar más. Porque a ver en qué otra época del año encuentras los chollazos que te lanza París para visitarla en invierno. Y oye, quién sabe, a lo mejor con el subidón de tachar dos de la lista, hasta te animas a ir al gimnasio a la vuelta. Cosas más raras se han visto.

La Mona Lisa (casi) solo para ti

Acercarse a ver en directo los enigmáticos encantos de la Mona Lisa es más complicado que colarse en primera fila en un concierto de Beyoncé. Buena suerte si vas en primavera o verano para ver otra cosa que no sean cientos de móviles enfocando lo que desde tu posición no parece otra cosa que un cromo detrás de un cristal. Por eso el invierno es la mejor época para perderte por el Louvre o por donde haga falta. ¿Para qué hacer colas kilométricas en bermudas para subirse a la Torre Eiffel o visitar la Catedral de Notre Dame cuando puedes acercarte tranquilamente en guantes y bufanda y no esperar?

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Re. Ba. Jas. O cómo diría un parisino: S O L D E S

Los chinos estarán conquistando terreno con sus ropas baratisimas que tardan tres lustros en llegar a casa, pero la moda de París sigue siendo LA MODA DE PARÍS. ¿Y qué mejor época para darnos un homenaje de estilazo que la de las rebajas de invierno? Desde el segundo miércoles de enero y durante seis semanas, París abre sus puertas a nuestras tarjetas de crédito con descuentos suculentos que harán las delicias de cualquier armario. Anímate, como dirían nuestros amigos franceses, a “lamer escaparates” (lèche-vitrines) en cuanto te bajes de la estación de metro Chaussée d’Antin y pongas pies en el Bulevar Haussmann, con las míticas y grandiosas Galerías Lafayette (Boulevard Haussmann, 40) e infinidad de tiendas más a tus pies. Acabarás buscando vídeos en Youtube sobre cómo hacer que todo lo que has comprado te quepa en la maleta para volver.

Patinar a todo lujo, (prácticamente) gratis

Si hay una experiencia divertida y con encanto que sí o sí, solo vas a poder hacer en invierno, es disfrutar de la pista de patinaje sobre hielo que el Hôtel de Ville (Place de l’Hôtel de Ville) despliega a sus pies todos los años, este concretamente del 18 de diciembre al 1 de marzo de 2016. Icónica, gigantesca y lo mejor de todo ¡gratis! Sólo tendrás que abonar unos 6€ en concepto de alquiler de los patines y voilà, la pista es tuya. Te aconsejamos acercarte una vez haya empezado a anochecer y el titánico hotel se engalane con su decoración lumínica: espectacular.

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Autor: Jamie Anderson.

El vino caliente. O el chocolate caliente. O, lo que sea, caliente

A ver quién es el listo que en pleno sofocón se anima a darle candela a una de las bebidas más populares francesas. Ahora, en invierno, después de un paseo inspirador, hermoso y, sobre todo, gélido, ese mejunje del vino caliente, ¿a que ya no suena tan mal? Si eres cinéfilo y estás cerca de Montmartre, puedes pedirte un vin chaud en el Café des Deux Moulins de Amélie (Rue Lepic, 15). Y si eres más de chocolate que de vino (o le das a los dos), no puedes dejar de pasar por Saint Germain para visitar Un Dimanche à Paris (Cour du Commerce Saint André, 4-6-8), un altar en toda regla al chocolate: para tomar, para llevar y sobretodo, para gozar con sus increíble variedad de productos y sabores en un local moderno y divino. La meca de los chocolateros.

Encontrar respuestas a las grandes preguntas de la humanidad

Bueno, a lo mejor no a TODAS las grandes preguntas de la humanidad, pero sí a algunas como: ¿de verdad somos así por dentro? ¿En serio éramos así antes? El Musée de l’Homme (Palais de Chaillot, 16) ha vuelto a abrir el pasado octubre sus puertas después de más de seis años de renovación para explicar con toda la gloria, arte y, vamos a decirlo, un poquito de grima, cómo somos y de dónde venimos. Volverás de París hecho una eminencia.

Pasar un rato con Warhol

París siempre ha sido una mezcla aparentemente imposible entre lo clásico y lo moderno, con siglos de historia asomando la patita por cada esquina, y un ojo siempre puesto en la vanguardia. Por eso no es de extrañar que El Museo de Arte Moderno de la Villa (Avenue du Président Wilson, 11) dedique estos meses un homenaje al lado más desconocido de Warhol, ese clásico del arte moderno que, sí, lo prometemos, hizo mucho más que pintar una lata de conservas Campbell. Porque no solo del gastar, del comer y del saber vive el hombre, ‘Warhol Unlimited’ es una ocasión estupenda para descubrir el lado más visceral del artista pop por antonomasia. Y solo está hasta el 7 de febrero. ¿Ves? Todo lo mejor de París pasa en invierno.

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