No te pierdas el despiporre controlado del Oktoberfest de Múnich

Rodrigo Merluzo
Te lo han contado alguna vez. Un amigo tuyo fue un año. Dicen que es una locura. Dicen… que ríos de zumo de cebada recorren la ciudad y la gente baila sin parar en una espiral de excesos, que ríete tú de las bacanales de Juego de Tronos. Pero eso no son más que fantasías. La realidad supera a la ficción. El Oktoberfest de Múnich (the real one) es mucho más. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber de la mayor fiesta de la cerveza del mundo.

El primer dato curioso es que se llama Oktoberfest, pero al contrario de lo que se podría pensar, la mayor parte del festival tiene lugar en septiembre (la segunda quincena). Eso sí, el punto final y fiesta mayor se celebra el primer fin de semana de octubre.

Pero… ¿En qué consiste este festival? ¿Se va allí a beber y ya está? Pues sí y no. El Oktoberefest (de Múnich) es una feria folclórica que se realiza en un inmenso recinto de libre acceso llamado Theresnwiesen. Allí hay de todo. Atracciones tradicionales como el tío vivo o el tiro al plato. Atracciones modernas, en plan la lanzadera. Puestos de comida donde se venden desde pollos asados hasta galletas saladas (pretzel). ¡Ah! Un detalle: también hay casetas de cervecerías donde se sirve cerveza sin parar. Y quien dice casetas, dice pabellones enteros dedicados en exclusiva a la venta y disfrute de la más deliciosa (y divertida) de las bebidas. Allí la gente bebe, come y ríe durante dieciséis días ante la atenta mirada de la Diosa Baviera. Resumiendo, si te gusta la cerveza y pasarlo bien, debes peregrinar a Múnich en estas fechas al menos una vez en la vida.

Reserva con tiempo, no te vayas a quedar sin

Antes de empezar el jolgorio, hay que ponerle un poco de cabeza. Si decides ir al Oktoberfest tienes que planearlo un poco y coger los billetes de avión con bastante antelación. Ten en cuenta que medio mundo quiere ir a Múnich en esas fechas para divertirse hasta el infinito y más allá. Así que si piensas ir al Oktoberfest lo mejor es que empieces a mirar vuelos y alojamiento cuanto antes. De hecho, este podría ser un buen momento para hacerlo. De esta manera, cuando alguien te diga esa manida frase de: “¿quién sabe dónde estaremos dentro de un año?” Podrás levantar el mentón y responder con orgullo: “Yo sí que lo sé. Estaré en el Oktoberfest de Múnich”.

Diviértete, pero que no se te vaya la cabeza

Es una fiesta en la que se bebe cerveza. En eso consiste. Hay muchas más cosas pero el centro de todo, el principio y el fin del Oktoberfest, es la cerveza. Así que, es más que probable que en algún momento se te vaya la cabeza y hagas alguna tontería. No pasa nada. Como dice el título del presente artículo, el Oktoberfest es un despiporre controlado. Puedes saltar, cantar, subirte encima de tu asiento y bailar como si no hubiera un mañana, todo correcto. Pero en el momento que te pases de la raya y empieces a hacer cosas como quedarte dormido por las esquinas o hacer tus necesidades donde no debes, ten por seguro que en 1,2 segundos tendrás a un tipo de seguridad que te cogerá del pescuezo y te sacará del recinto sin ningún miramiento. Así que ya sabes, diviértete, pero si te empiezas a encontrar mal, vete al hotel a descansar. Mañana será otro día.

No hay fiesta ni romería, que no pese al otro día

El primer día en el Oktoberfest vas muy fuerte. ¡A tope! Sin control. Como un pollo sin cabeza. Pero pronto te darás cuenta que el cuerpo aguanta lo que puede, y que la primera mañana después del Oktoberfest te quieres arrancar la cabeza. Ya no tienes dieciocho años. Poco a poco, te das cuenta de que lo de ‘bebe con moderación’ es por tu propio bien. Lo mejor que puedes hacer para superar este pequeño bache en el camino es desayunar un bocadillo de codillo de cerdo con chicharrones (típico de estas fiestas) y despejarte un poco con un relajante paseo por las calles de la capital bávara. Verás a más gente con tu misma cara de ‘no vuelvo a beber’. No pasa nada. Una mala tarde la tiene cualquiera.

Allá donde fueres, haz lo que vieres…

Si quieres sumergirte al 100 % en esta fiesta, lo mejor es que vayas con el traje tradicional bávaro. En el caso de los varones, el atuendo que se recomienda es el pantalón corto de piel con tirantes, llamado Lederhosen. Combinado con una camisa blanca o de cuadros. Mientras que las mujeres llevan un vestido ceñido a la cintura y falda con vuelo conocido como Dirnl.

Pero si no te quieres calentar la cabeza con estas vestimentas, puedes ir al festival con ropa de calle normal. Esto es una fiesta. Y mientras no la líes parda, puedes acceder al recinto y a los pabellones de las cerveceras sin problema.

Ein Bier, Bitte

Al igual que con la vestimenta, no hace falta saber alemán para disfrutar de la fiesta. Con tan solo tres palabras podrás moverte como pez en el agua por todo el recinto. Las palabras mágicas son: ‘ein birre, bite’, que significa “una cerveza, por favor”. Con eso, una sonrisa y ganas de brindar con desconocidos ya lo tienes todo. Pero si de verdad quieres mimetizarte con el ambiente bávaro, es recomendable brindar con gran vehemencia al grito de: “Ein prosti der gemütlichkeit”. No te preocupes por la pronunciación. Con dos o tres jarras de cerveza ni tú vas a saber decirlo bien, ni ellos te van a entender. Pero no veas qué risas.

Tampoco está de más que te familiarices con estos nombres propios: Augustiner, Franziskaner, Löwenbräu, Hofbräu y Spaten. Hay muchas más marcas de cerveza, pero no hay quién se acuerde.

No seas gañán

Ya que estás en el Oktoberfest, aprovecha para una darte una vuelta por Múnich. No hace falta que te pongas en plan cool-tureta y vayas a las pinacotecas más importantes de Alemania, pero qué menos que visitar la Catedral, la Marienplatz y el Virtualienmarkt. Si después de eso, ya estás exhausto de tanto turismo y te apetece relajarte un poco, puedes refrescar tu gaznate con una cerveza en la famosa Cervecería Hofbräuhaus. Y vuelta la burra al trigo…

Fotos: Rodrigo Merluzo

Con todo esto y un bizcocho, ya lo tienes todo. Lo más importante, algo que debes tener en cuenta siempre y que no se te puede olvidar jamás es: disfrutar del momento. ¡Pásatelo bien! Conoce gente nueva. Ríe. Canta. Salta. Baila. Si la vida son cuatro días, al menos uno debes pasarlo en el Oktoberfest. Brindo por ello, amigo.