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Mi bautizo en el mundo del terror

María Trujillo 3 minutos
¿Te flipan las películas de miedo? ¿No hay nada que te guste más que pasar dos horas asustado? ¿Donde esté un monstruo feo y horroroso que se quite cualquier otro plan? ¿Si no ves la versión coreana no te quedas tranquilo? Pues tú y yo tenemos muy poco en común. O por lo menos hasta ahora. Se acabaron las adaptaciones de Jane Austen para mí, las infinitas secuelas de Rocky o los últimos estrenos de Sundance. Mi vida cinéfila ha cambiado y todo se lo debo al Museo de Cera de Barcelona, el lugar de mi bautizo en el mundo del terror.

No me gustan las películas de miedo. Sé lo que estás pensando, que soy súper asustadiza, que grito cuando dan el típico susto o que no quiero tener pesadillas por la noche. Qué va, soy una tipa dura. Tan dura que nunca le he visto la gracia a las pelis de miedo. Mis amigos lo han intentado. Al final prefieren que no les fastidie la sesión de cine cuando empiezo a reírme del monstruo o saco el móvil en medio de una matanza. Parecía que lo mío no tenía remedio, pero eso era antes de haber visitado el Estudio Secreto del Museu de Cera de Barcelona.

 

Créditos : License CC0

Los museos de cera dan cosica. Hace frío, hay un montón de famosos juntos -algunos de los que ni te acuerdas-, vas mirando por el rabillo del ojo siempre a ver si alguna figura se mueve… y tienen cámara del terror. Pero te diré una cosa, nada comparado con el taller donde las figuras se crean. Si conoces el Museo de Cera de Barcelona sabrás que está casi al final de las Ramblas, en un edificio antiguo al fondo de un pasillo. El edificio de por sí es impresionante, un banco que cerró de un día para otro con su propia historia negra, pero olvídate porque por ahora no vas a entrar. Al taller del que te hablo se accede por una pequeña puerta lateral. Esto empieza a parecerse mucho a una peli de miedo de esas que no me gustan.

¿Suena ya la música de John Carpenter en tu cabeza? A ver, nos estamos flipando. Porque sí, el taller lleno de cabezas, brazos y otras partes de cuerpos de cera da mal rollo, pero para que no salgas corriendo está Miriam; una simpática periodista especializada en historia de Barcelona y cine que te contará desde el origen de los museos de cera hasta los mejores maquillajes de míticos monstruos como Frankenstein. Y con esto sí que alucinas, porque es increíble el trabajazo que hay detrás de esos monstruos de los que me reía yo viendo películas con mis amigos.

 

No te quiero hacer spoilers porque eso está feo desde siempre, aunque en el siglo XXI nos hemos puesto especialmente sensibles con el tema. Pero, ¿sabías que hay maquillajes que pueden tardar en realizarse hasta 7 horas? ¿Que algunos actores desesperados los pobreticos míos preferían acostarse tal cual con todo el pote encima que pasar por lo mismo al día siguiente? ¿Que el primer premio Óscar al mejor maquillaje se entregó en 1981? ¿Que en Barcelona hay algunos cracks del maquillaje y los efectos especiales? Pues yo no tenía ni idea de nada de esto, ni de muchas cosas más que aprendí esa lúgubre tarde de febrero…

 

Llega el momento en que ya te crees toda una experta en cine de terror. Solo quieres ir corriendo a casa a ponerte al día con todas las películas que no has visto o a las que no habías prestado atención hasta ahora. No corras tanto, resulta que queda una cosa más, la más escalofriante. ¿Se te había olvidado que esto era en el Museo de Cera? Pues nada de eso, porque para el final se guardan una visita a la cámara de horrores del museo y una sala que quizá da más mal rollo: la cámara acorazada del antiguo banco con una leyenda negra que ni la peli de El exorcista (toda una experta, lo que yo te diga).

 

Créditos: María Trujillo

Para relajar el ambiente, de vuelta al estudio secreto pudimos disfrutar de un chupito de sangre (guiño, guiño) y un photocall digno de Halloween. Si tienes una fiesta de disfraces, el Estudio Secreto es todo un planazo previo porque dos alumnas de la escuela de maquillaje Cazcarra maquillan a algunos de los asistentes. ¿Zombie o niña de El exorcista? Pero yo ya tenía la mente fuera del taller y estaba pensando en mi próxima aventura, la Noche paranormal del museo. Un banco que cierra inesperadamente, guardias de seguridad que oyen cosas extrañas por la noche en un museo lleno de muñecos de cera… no sé tú, pero lo mío con el cine de terror y los misterios ocultos creo que va a tener más entregas que la saga de Viernes 13.