Japón para los que están hartos de Japón

Soledad Amado
¿Estás cansado de ver fotos de geishas y templos? ¿Te aburre la idea de repetir el mismo viaje que todos tus amigos? ¿Quieres conocer un Japón que nada tiene que ver con Japón? Esta es tu guía.

Lo has visto en el Instagram de tus amigos, en el Facebook de tu cuñado y en el Twitter de medio planeta. Efectivamente, todos han estado en Japón.

Y, de repente, como eres tan moderno, el país del sol naciente ha perdido la gracia. Entre todos te han saturado, empachado y hartado hasta el punto de que tienes la sensación de haberlo visto ya todo.

Es el Efecto Blockbuster*, es completamente natural y es el mismo fenómeno que consiguió que Lost dejara de gustarte cuando empezó a emitirse en Cuatro y que no te hayas puesto con True Detective porque el hype te agotó.

Por suerte para ti  hay otro Japón fuera de los circuitos turísticos habituales. Un Japón que nada tiene que ver con templos, frikismo, colegialas y cervatillos. Un Japón que te sorprenderá a ti, que te has tragado todos los viajes de tus amigos, pero también a los que se conocen el país de memoria y buscan algo nuevo. Te presentamos la versión más diferente del país más extraño.

Snorkel en las islas Yaeyama

Para muchos, los únicos peces de Japón son aquellos que se comen bien crudos en cualquier barra de sushi, pero, ¿y si te digo que existe un lugar donde poder sumergirte a observar espectaculares (y muy vivos) peces tropicales?

Las islas Yaeyama, situadas más al sur incluso que Okinawa, son un archipiélago de pequeños tesoros esparcidos por el norte del mar de Filipinas (la isla más accesible en avión, apunta, es Ishigaki). Su localización, más cerca de Taiwán que del resto de Japón, hace que su clima, paisaje y fauna sean completamente distintos.

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@uni912

 

Esquí nocturno en el Hokkaido

Quizás no te habías parado a pensar esto nunca, pero Japón no es una isla que aparece mágicamente en el océano cuando llega el calor y nos dan vacaciones. Japón también existe en invierno y la región de Hokkaido resulta ser una de las zonas más populares entre los deportistas de invierno para practicar esquí.

Por supuesto, los japoneses tenían que aportar su toque extraño, así algunas estaciones de esquí, como la de Niseko, cuentan con espectaculares pistas nocturnas. ¿Existe una experiencia más única que deslizarte sobre la nieve, bajo la luna llena, en invierno y en Japón? De esta te pasas Instagram.

 

Acariciar búhos en Akihabara (Tokio)

El concepto de “cat café” nos hizo mucha gracia en 2010, nos volvió locos en 2012 y acabamos copiándolo en 2013. Inevitablemente, ahora nos parece tipiquísimo.

No hay problema. En su incesante camino hacia el disparate, ahora los japoneses han inventado los “owl cafés”: locales en los que tomar algo mientras acaricias bellos e inexpresivos búhos. Quizá no te dan el mismo cariño que un gato, pero fotogénicos son un rato largo.

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@dontplayahate

 

Ambiente europeo en Koenji (Tokio)

Al pensar en la capital de Japón es fácil imaginar estrafalarias tribus urbanas, modernísimos edificios y pasos de cebra de proporciones descomunales. Sin embargo, Tokio esconde un rincón donde la vida es sencilla, las calles estrechas y la gente extrañamente “normal”.

El distrito de Koenji, al oeste de Shinjuku, es el barrio con la población más joven de la ciudad. Cuna del punk japonés, también fue el lugar donde comenzaron las protestas antinucleares a raíz del desastre de Fukushima.

Allí las calles son pequeñas y tranquilas, plagadas de tiendas de discos, ropa vintage, terrazas donde comer yakitori mientras bebes una cerveza  y pequeños bares con música en directo.

Efectivamente, Koenji es el barrio de Gràcia de Tokio. Y en Tokio lo verdaderamente excéntrico es pasar el día en un lugar normal.

@patternsandportraits.

@patternsandportraits

Arte de otro mundo en el mar de Seto

La que aquí escribe ha borrado y reescrito estos párrafos varias veces. El conjunto de islas que acoge el Festival Internacional de Arte de Setouchi es uno de los lugares más bellos y sorprendentes del mundo, pero también uno de los secretos mejor guardados de Japón. Y aunque mi responsabilidad como Houdini me empuja a compartir este tesoro con vosotros, reconozco que una parte de mí desearía que este lugar se mantuviera desconocido para las masas por siempre jamás.

Estas pequeñas islas son la sede del festival trienal de arte, pero además albergan permanentemente dos museos que no se parecen a nada que hayas visto antes.

El Chichu Art Museum (Naoshima) cuenta con piezas de Monet, James Turrell o Walter De Maria, pero su mayor valor se encuentra probablemente en el propio edificio, obra del arquitecto Tadao Ando. A media hora en barco, en la isla de Teshima, el Teshima Art Museum es otro ejemplo de museo que es en sí mismo una fascinante y misteriosa pieza de arte contemporáneo.

Hala. Ya está. Ya te lo he contado. El secreto es ahora también tuyo. Eso sí, a cambio te pido un favor: si te animas a ir, debes contarme todos tus secretos al volver. Quid pro quo.

*No lo busques en la Wikipedia. Me lo he inventado.