Granada, la ciudad donde podrás instagramear como el Sultán de Brunéi

Rodrigo Merluzo
Granada es lo que quieres que sea. El destino del primer viaje de pareja con tu futura esposa o el sitio perfecto donde celebrar tu despedida de soltero. Da igual lo que le pidas a esa lámpara maravillosa que es la ciudad de Granada, que siempre cumplirá tus deseos. Menos uno. Si le pides que se convierta en el lugar donde instagramear como el Sultán de Brunéi, te dirá que eso no es posible porque ya lo es. Así que pilla tu alfombra mágica (el móvil) y a disfrutar.

Granada es como un proyecto de photoshop. Le puedes poner y quitar todas las capas que quieras. Y si tienes un buen conocimiento del programa, puedes hacer (casi) lo que imagines. Para empezar, es fundamental manejar con fluidez unos principios básicos. En este caso, sería conocer el Paseo de los Tristes, el barrio del Albaicín, la Catedral y la Alhambra. Pero una vez que tienes eso dominado, puedes ir añadiéndole capas para hacer de tu proyecto algo más complejo (y a la vez, más enriquecedor).

Puedes ponerle una capa de nieve, y darte cuenta de que es el enclave perfecto para ir a Sierra Nevada y disfrutar de sus pistas de esquí. Puedes añadirle un poco de música, pasárselo en grande en el Granada Sound y descubrir que Granada es la cuna de la música indie nacional, (grupos tan emblemáticos como Los Planeta, Niños Mutantes o Lori Meyers son de origen granadino). Pero también puedes volverte un poco loco (mi caso) y aplicarle una capa árabe a todo tu proyecto para conseguir viajar en el tiempo y en el espacio.

Hace un porrón de años, Granada fue capital del reino nazarí y eso ha dejado una huella imborrable que perdura hasta hoy. Estoy convencido de que si te lo curras puedes hacer creer a tus seguidores de Instagram que estás de viaje en Brunéi o incluso que has viajado atrás en el tiempo más de mil años. Bueno, en lo de viajar en el tiempo a lo mejor me he flipado un poco…

El té con pastas no es solo patrimonio de Reino Unido 

Pasa del café con magdalenas por un día. Porque como dice el refrán, “Allá donde fueres, haz lo que vieres”. Así que date una vuelta por la calle Calderería Nueva y entra en una de sus famosas teterías. Nada más cruzar la puerta, sentirás que estás viajando a la otra punta del planeta. Todo te lleva a otro lugar: la decoración, los asientos bajos entre cojines, el personal, los marcos de las ventanas… ¡Ah! Y que hay una pipa de fumar en cada mesa.

Busca en la carta el té y las pastas más exóticas que encuentres. Por ejemplo, un té egipcio y unas pastas moriscas. Disfruta de los dulces medio recostado, como si fueras un gran marajá y estuvieses harto de tanto exceso gastronómico (y otros no gastronómicos). Haz una foto de la pequeña taza humeante y la tetera (que seguramente se parezca a la de Aladino). Súbela a Instagram con el texto: “¡Chúpate esa, San Ginés!”. O algo por estilo, tampoco te lo voy a dar todo hecho.

El Gran Bazar

Si te gusta regatear y actuar como si estuvieras en un bazar egipcio cambiando especias venidas del lejano oriente por un par de camellos, yo que tú me daría una vuelta por la Alcaicería donde hay multitud de pequeñas tiendas de telas y artesanía. Y si te sientes de buen humor, puedes hasta preguntar a uno de sus tenderos por una alfombra mágica. Aunque no es seguro que te den una respuesta.

Esta zona es muy colorida, así que no te reprimas, pon el contraste a tope (nivel: quemar retinas) y haz que tus seguidores se queden hipnotizados como si estuvieran mirando a través de un caleidoscopio.

Tus dominios 

Rodea la Alhambra hasta llegar a la Fundación Rodríguez Acosta. Y desde allí, usa una mano a modo de visera y otea el horizonte. Deja volar la imaginación: “Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul.” Bueno, quizá no sea para tanto, pero las vistas de la ciudad desde aquí son impresionantes.

El sitio es realmente particular y su arquitectura parece sacada de un laberinto infinito de Escher. No pierdas la oportunidad de tirarte el pisto pseudo-intelectual y sube una foto en blanco y negro súper saturada. El título podría ser: “Arquitectura inspirada en #Escher”. Y la verdad es que el propio Escher pasó varios periodos en Granada y era un amante de esta ciudad. Al igual que Washington Irving (que escribió “Cuentos de la Alhambra), Pedro Antonio de Alarcón y otras grandes personalidades de todos los tiempos se dejaron seducir por el embrujo de Granada.

Un verdadero Sultán 

¿Quién no ha deseado alguna vez sentirse como un Sultán? Agasajado con las mayores riquezas, las frutas más selectas y los placeres más exquisitos. Pues en contra de lo que pueda parecer a simple vista, en Granada lo tienes más fácil que en ningún otro sitio, visitando el baño árabe Al Andalus. Un hammam cuidado hasta el más mínimo detalle que nos transporta a otro tiempo. Lo único que desentona un poco es tu bañador amarillo fosforito, que seguro que tienes uno.

Y como no podía ser de otra forma, aquí también debes subir una foto. Y dos. Y tres. Porque este es uno de esos sitios que se merece poner varias fotos en una misma publicación. O subirlas por separado y petar el muro de tus seguidores. Eso ya, a tu elección.

Aunque mi consejo es que dejes el móvil un rato y te abandones al lujo de otra época. Quietud. Silencio. Solo existen los chorros de agua caliente que masajean tu cuerpo (y tu mente). El merecido descanso del guerrero (de Instagram).

Espero que hayas disfrutado de nuestro particular paseo. Y recuerda que puedes aplicar a tu viaje a Granada las capas que quieras. Yo he elegido la capa árabe, pero a lo mejor tú prefieres otra diferente. O combinar varias. En Granada, todo es posible.