Fui a América a por un Tauros y descubrí Nueva York

Marta Lizcano
Siempre tuve la sensación de que Nueva York es el destino por defecto, ese sitio al que tienes que ir si no quieres ser el rarito del grupo. Hay rachas en las que mi muro de Facebook se llena de fotos de colegas con el puente de Brooklyn de fondo y pienso: a ver si es que regalan el viaje con el menú del McDonald’s y no me he enterado. Pero no. Así que me puse a investigar, a ver si me picaba el gusanillo, y vengo a contagiaros un poquito de mi entusiasmo.

La familia Simpson me disuadió de alquilar un coche en Nueva York y el paseo en helicóptero me lo reservo para cuando nade en la ambulancia, pero no pasa nada, porque caminar es la mejor forma de descubrir los rincones de La Gran Manzana. Te mezclas con la gente, te pierdes, y ¡plas!: un mural; ¡chas!: un músico tocando en una esquina. Así, perdiéndote, puedes descubrir la escultura de Alicia en el País de las Maravillas que hay en Central Park… una alegría para una coleccionista de libros de Alicia como yo.

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Aunque si lo de perderte no te hace mucha gracia puedes escoger alguno de los tour guiados que hay, para que no se te escape ni un rincón. Eso sí, a la aventura o con el Google Maps dejándote sin datos, te recomiendo ahorrar tiempo con el New York CityPass. Lo puedes comprar online: fácil, rápido, ¡y a disfrutar! Mucho más sencillo, palabra de houdini.

Me mola Nueva York por la mezcla de culturas que puedes encontrar y los pedacitos de otros tiempos que puedes absorber. No sólo puedes saltar de Chinatown a Little Italy, sino que puedes sentir de cerca algunos episodios icónicos de la historia. Como los disturbios que tuvieron lugar en el Stonewall Inn en 1969 y que se conmemoran cada año el 28 de junio, Día del Orgullo; aún hoy se puede visitar el lugar.

Y quién no ha visto alguna vez la imagen de los obreros tomando el almuerzo en una viga, sin nada que los sujete a la vida. Pues bien: se trata del Comcast Building, uno de los edificios del Rockefeller Center. Allí podrás subir a las alturas del Top of the Rock para no perderte una de las mejores vistas aéreas de la ciudad. También puedes coleccionar vistas desde diferentes ángulos, porque otra cosa no, pero rascacielos con miradores hay para aburrir. Prepárate para ser la envidia en Instagram.

Pero no hay que despegar tanto los pies del suelo para encontrar cosas chulísimas. La High Line es un paseo construido a partir de una antigua vía elevada de tren donde encontrarás puestos de comida, buenas vistas, naturaleza y arte. Toda una delicia, vamos. Y si de tanto caminar te has cansado, súbete al teleférico de Roosevelt Island y sencillamente déjate llevar.

Por si conseguir un Tauros y estar un poquito más cerca de registrar los 150 iniciales en Pokémon Go no fuera suficiente (que lo es), hay millones de cosas que puedes hacer que te harán sentir como los personajes de ficción con los que has crecido… películas apocalípticas aparte, porque no verás la Estatua de la Libertad enterrada en nieve como en El día de mañana, más por suerte que por desgracia. Date un paseo por Coney Island, súbete a sus bonitas atracciones, métete un chapuzón y saluda a Mr. Robot de mi parte.

Hacer cola para comprar EL cronut y pensar que en cualquier momento Rory Gilmore puede doblar la esquina y entrevistarte para uno de sus artículos es decisión tuya. Pero no puedes irte sin ver jugar a los grandes de la NBA, porque con las que se montan allí lo vas a disfrutar aunque no te guste el basket, prometido. En principio se pueden ver partidos desde finales de octubre hasta finales de abril, pero comprueba el calendario antes por si hay pretemporada o los equipos se han clasificado y la temporada se alarga.

La mejor idea es comprar las entradas antes, porque si no te arriesgas a tener que escuchar el partido desde la calle. Y tranqui, porque gracias a Visa Checkout puedes obtener descuentos y pagar de forma fácil y rápida. Tampoco vas a tener que rellenar el enésimo formulario online para hacerte con ellas. Go, Knicks!