Sal

Fan y troll: los mercadillos de Navidad

Carla Lima

FAN

Lo tienen todo: árboles de Navidad, guirnaldas, figuritas para el pesebre y otros elementos decorativos para que tu casa sea un poco más como el taller de Santa Claus.

Además del ambiente de postal (los villancicos de casette son un must), algo bueno de estos mercadillos es que no tienes por qué preocuparte por el frío de diciembre. El calor humano aflora entre musgo, estrellas, gorros de Papá Noel y bastones de navidad. Si te dan un no sé qué las aglomeraciones, simplemente ve entre semana: incomprensiblemente, la gente aún trabaja aunque sea Navidad.

La experiencia también es un grado. La capa senior de nuestra sociedad tiene los mejores herramientas para estar SIEMPRE en primera fila de las paradas. Si aún te quedan años para ser octogenario, te sugiero que tires de dribling para no tenerte que conformar con mirar la mercancía con prismáticos.

En Barcelona es costumbre buscar entre los tenderetes los caganers (personitas agachadas evacuando, así tal cual). Cada año aparecen estas figuritas típicas de Catalunya con la cara de personajes públicos, sobre todo políticos, como Rajoy, Artur Mas, Pablo Iglesias o Albert Rivera, aunque también deportistas o cantantes. Es curioso mirarlos y conocer esta faceta íntima suya. Tampoco hay que olvidar los Caga Tiós (troncos con patas, gesto estreñido y barretina catalana) que deberás zurrar para conseguir tus regalos. 

No tienes excusa: saca del armario el jersey de Rudolph que te regaló tu abuela y sal a pasear por tu feria navideña más cercana. 

TROLL

Algunos creen que son ferias que surgen como setas, así sin mucho criterio detrás. Se equivocan.

Detrás de estos mercadillos hay oscuras mentes que han hecho su business plan en base a dos ejes: incrementar el horterismo (como si nos hiciera falta) y pelar el bolsillo del prójimo en tiempo récord.

Seamos realistas: tu casa no luce más llena de bolas de nieve con un reno narigón dentro, ni con velas olor coco rallado, ni con un pesebre más grande que tu comedor. Lo que ves en las pelis americanas son decorados en los que ningún ser humano duerme, come y c**a (tió). Y por cierto, amigos yanquis, lo del beso bajo el muérdago no hay por dónde cogerlo.

Volviendo al mercadillo: sí es una buena idea ir si te quieres deshacer de un amigo pesado. Da igual que mida 2’10, como te despistes es probable que no lo veas hasta el año que viene.

Por eso, si eres una persona responsable mi consejo es que dejes de lado el espíritu navideño, las ganas de comprar pastorcillos, la necesidad de ponerte hasta arriba de polvorones (jamás desaparecerán del todo de tu sangre) y te vayas de cañas con tu amigo.