Esto va de olas y mucho más: surfeando con Vicente Romero

Ainhoa Marzol 4 minutos
Se acerca un acontecimiento importante en la historia del surf: en 2020 el deporte estará presente por primera vez en las Olimpiadas de Tokio. Y Vicente Romero nos está preparando para ello.

Desde que tenía unos doce años y echaban Blue Water High en la televisión, el surf ha sido -en mi cabeza- algo característico de la gente guay. Creía que el primer día en la escuela de surf te harían un “El rival más débil” versión chavales cools para ir eliminando a los que no tienen mechas bermejas. Si no, no hay tabla para ti.

En cuanto me hago mayor me voy dando cuenta de que quizás sea al revés. Ser rubio con la tez perfectamente bronceada no te da un equilibrio especial en la tabla: es la dedicación y las horas que los surfistas pasan en el mar tostándose al sol lo que les da estos colores.

©Aussie You Too

‘Love lifts us up’ encima de una tabla

Y es que el surf es un deporte de apasionados. Entregarle miles de horas a entrenar por puro placer es algo que a algunos nos cuesta comprender (excepto si se trata de comer, supongo). Creo que es por esto que hacer lo que te gusta mucho, y ser feliz con ello, te da automáticamente un aura de ‘gente guay’.

Si eres de este tipo de gente (o si has pensado en probar a serlo) estás de una suerte que ni te la crees. Aquí tienes un sorteo donde ofrecen dos becas para ir con Aussie You Too a estudiar inglés y hacer surf en Australia y Nueva Zelanda. Así, by the face. Me consta que hay tortas por conseguir estas becas, porque tienen fama de que, además de aprender y disfrutar como un enano en un paraíso azul, aprendes a integrarte con el medio y a vivir como un auténtico australiano, que es lo suyo.

©Aussie You Too

Una cosa también te digo: el surf un deporte en el que nuestra devoción no es un seguro de éxito. Muestra de ello es el verano que pasé la primera vez que toqué una tabla, tragando agua salada sin poder conseguir ni tumbarme en ella. Varios años después, la cosa no parece haber mejorado demasiado.

Entrados en niveles de competición, la suerte tiene mucho que decir en el tema: no cuentan solo las habilidades de cada uno, sino también la ola que se coge. Hablando con  Vicente Romero, Pro Surfer y 5º del mundo en el Mundial de Surf 2017, me contó que en treinta minutos no hay dos olas iguales. Por eso se consigue tanta pasión: necesitas disfrutar del proceso porque la meta nunca está asegurada.

©Chechu Pajares

Más que un estilo de vida

Vicente nació en Brasil, con padres argentinos, pero se crió en Cataluña. Ahora, en Ferrol, ha conseguido el sueño de muchos que se meten en el mar con sus tablas día tras día: vivir de lo que más le gusta. Ojalá a mi me pagasen por ver reposiciones de ‘Yo Soy Bea’ mientras como helado.

Para Vicente, el surf es algo de familia. Me explicó que su padre, aficionado al surf que empezó de mayor, lo subía encima de una tabla a los cuatro añitos. Así se hace un deporte parte de uno mismo. Y, a día de hoy, sigue diciendo que: “Pocas cosas se viven tan bonitas como hacer surf”. Pienso una vez más en mi helado y discrepo un poco, pero bueno.

©Chechu Pajares

Ser Pro Surfer le ha llevado a viajar por todo el mundo de competición en competición. “A veces estás muy frustrado por la presión de la competición, pero te das cuenta de que estás en Hawaii y te paras a pensar que quizá no estás tan mal”, me cuenta. Para él, una de las grandes ventajas del surf  es que te lleva a sitios en los que si hicieses otro deporte quizás nunca estarías.

Y a pesar de haber recorrido medio mundo, me dice que las playas más bonitas siguen siendo aquellas en donde más ha vivido, como la de Doniños. Y es que en España tenemos una costa maravillosa –qué os voy a contar que soy de San Sebastián-.

©Aussie You Too

Al ser cada ola única, cada salida al mar pasa a ser una experiencia. Hablando de vivencias fuera de lo normal, Vicente recuerda alguna vez que vio un tiburón. Admiro casi más el hecho de no desmayarse y ahogarse en el mar en un momento así, que el de poder surfear entre olas de varios metros. Queda claro que sigue siendo un deporte perfecto para aventureros, y para esos que quieren vivir la vida en primera persona. Me cuenta más anécdotas sobre tablas rotas, fondos de arrecife y mucho mar, y me da bastante envidia por haber vivido momentos tan emocionantes. ¡No se lo digas!

Y esto sí que Vadeolas

Ahora mismo Vicente está metido en el proyecto Vadeolas, un campamento de surf para jóvenes que se organiza en la playa de Doniños, en Ferrol, donde este verano estará enseñando a chicos y chicas a mejorar sus maniobras. Él es consciente de su juventud (solo tiene veinticinco años), pero está convencido de que tiene mucho que aportar: “He viajado mucho y he entrenado con profesionales que han formado a campeones del mundo” dice. Entre nosotros: Vicente tiene toda la pinta de ser el profe guay que todo alumno quiera tener, y esta cercanía generacional no hace más que enfatizar un buen entendimiento a la hora de enseñar.

 

©VadeOlas

Porque al fin y al cabo, comenta Vicente, una de las cosas más bonitas que tiene el surf es que genera un círculo de amistades con el que acabas teniendo una conexión única. Unos colegas para toda la vida. A pesar de que sea un deporte individual, la pasión va por encima de todo, por lo que, al final del día, la playa está llena de amigos. ¡Y qué mejor sitio para conocer amigos que un campamento de verano!