Escapadas para millenials sin presupuesto y sin vacaciones

Marta Trivi
Ya es hora de admitir que “las verdades oficiales” han cambiado desde que Jane Austen escribiera “Orgullo y Prejuicio”. Si en la época victoriana todo el mundo conocía el deseo secreto de un soltero de gran fortuna, lo que ahora se comparte como teoría universal son las preferencias de los millenials.

Actualizando a Austen diría que: «Es universalmente sabido que los millenials no pueden comprarse una casa porque comen mucho aguacate» a lo que personalmente añadiría «y por eso tampoco salen de vacaciones».

Así es, amigos nacidos antes de 1984, los millenials no salimos de vacaciones. No lo necesitamos. Cuando no tienes casa y pueden echarte del curro en cualquier momento no tienes por qué viajar, vives al límite cada día. Además, dado nuestro férreo compromiso con cargarnos la economía mundial, no podemos permitirnos un mes en la playa. Ser millenial, aunque no os lo creáis, conlleva un cierto esfuerzo.

Pero no nos rendimos en Houdinis y, cargando con la laboriosa misión de unificar lo mejor de los dos mundos, hemos preparado escapadas exprés (y económicas) para enseñarle a los jovenzuelos de hoy día que no pasa nada por desconectar unas horitas, que el ocio merece la pena.

¿Se traducirá este artículo en una horda de veinteañeros exigiendo derechos laborales el próximo año? ¿Caerá la burbuja de cafés, clases de yoga y tablas de madera sustituyendo a platos? Nosotros ponemos nuestro granito. El resto el tiempo lo dirá.

Escapada cultureta

Leer es cultura pero se puede leer en muchos sitios. Mete en una mochila el libro que reservabas para el metro porque cambiamos de medio de transporte. Subimos en un avión: ¡nos vamos a Berlín!

Tomando el vuelo justo después de salir de trabajar, y dado que son solo unas pocas horas, llegamos a la capital alemana justo para disfrutar de nuestra primera noche berlinesa. ¿Juerga nocturna en un plan cultural? Si te extrañas es que no conoces todo lo que la ciudad te puede ofrecer.

Para alejarse del turismo de borrachera, Berlín ofrece numerosos conciertos al aire libre durante el verano y es que la ciudad es extremadamente musical. Sin ir más lejos, está considerada como un referente mundial en cuanto a música electrónica.

Pero no desmadremos mucho que hay que aprovechar. Si nos gusta el arte urbano, Berlín es el museo más grande del mundo. Los mejores graffiteros del planeta han dejado su marca en la ciudad y es muy fácil encontrar guías online para que no nos perdamos nada. La cultura en Berlín está viva, es gratuita y no tiene nada que ver con lo que encontramos en un museo. Es toda una experiencia.

Alternativa: Londres, aunque la capital británica está mucho más vista y, sinceramente, es menos económica.

Escapada aventurera

Para disfrutar al aire no hace falta salir del país. ¿No tenemos acaso un clima envidiable? Bueno, quizás no en verano, quizás hay zonas en donde —como les gusta mostrar a los directores de los informativos— se pueden freír huevos usando el metal de los puentes como plancha improvisada, pero eso tiene fácil solución. Eligiendo bien la actividad y la zona, el calor no será un invitado molesto en nuestra escapada.

Las actividades acuáticas son el mejor remedio para el calor: rafting, flyboard, paddlesulf… hay oferta para satisfacer todos los niveles de adrenalina.

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Pero si somos más de tranquileo, cualquier isla de Canarias puede ser el sitio ideal para nosotros. Con sus rutas de senderismo que invitan a perderse, sus paisajes únicos y sus vistas inolvidables nos mantendremos activos, escapando tanto de manera literal como metafórica. Y sus playas. Y su gastronomía. ¿Sabías que también tienen aguacates, queridos millenials? Además, más baratos, porque allí no tienen IVA. ¿Ahora qué excusa nos pones Tim Gurner?

Escapada relax

Cuando todo lo que quieres es tumbarte y dejarte mimar el sitio es lo de menos. El éxito de una escapada relax está en crear una burbuja que deje fuera el exterior. Que no recuerdes el trabajo aunque estés, por poner un ejemplo, a menos de 600 metros de la oficina.

Aunque lo ideal para desconectar de verdad sería dejar los móviles fuera —hay hoteles en los que está incluso prohibido— esto no es siempre posible. Por eso lo mejor es la inmersión. La inmersión literal.

En hoteles con circuito Spa o termales no tendremos más remedio que dejar el smartphone en la habitación y lo más probable es que entre piscina y piscina consigamos olvidarlo del todo.

Buffet, masajes, exfoliación, yoga… una buena escapada relax es la que pone todo a tu disposición para que mejores tanto por dentro como por fuera. Solos, en pareja o con amigos, la idea es dejar las obligaciones y practicar un poco del, cada vez más reconocido, mindfulness.

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Pero lo mejor es el final. Así es, llega un domingo en el que todos los planes terminan y toca volver a casa. Volver al metro, a la oficina, a las horas extras y a los malabares al fin de mes ¡la buena vida millenial! No os presionaremos más para salir, de verdad. Sabemos que no os gusta nada.