¿Es que todo el mundo ha estado en Japón menos yo?

Vega Pérez-Chirinos
Dicen que llegada una edad, las redes sociales se convierten en una oleada tras otra de bodas y bebés… Pues mira, no es mi caso. A mí con lo que me tienen frita es con las fotos de viajes. Y, en concreto, con Japón. ¿Qué os pasa, no hay más destinos? Venga templo por aquí, bosque de bambúes increíble por allá, rascacielos alucinante esto, cultura friki lo otro… En serio, si veo una vez más en Instagram los toris de Fushimi Inari no respondo de mis actos.

Es posible que nunca termine de aprender a ser una geisha (seamos sinceros: considerando mi don natural para el protocolo, lo más probable es que ni siquiera empiece). Como buena animalera, sí que espero verme en modo Blancanieves dando de comer a los ciervos de Nara, algún día; y, por supuesto, como cualquiera que haya leído a Murakami, me imagino volviendo a sumergirme en sus páginas a bordo de uno de esos maravillosos trenes-bala, igual que cualquier fan de La Casa Azul está deseando hacer un check-in “Cerca de Shibuya”.

Pero el problema es que yo le prometí a mi hermana que cuando fuese a Japón la llevaría conmigo y a ella ahora le ha dado por el kpop, así que me temo que mi gran viaje al oriente tendrá que esperar. Afortunadamente, para vengarme, tengo toda esta semana, gracias a la Japan Restaurant Week. Es el momento de pegarte un buen atracón japonés: hasta el 20 de noviembre puedes reservar una de las plazas limitadas y disfrutar de los mejores restaurantes nipones, con menús a 15 € y 25 €. ¿Preparados? ¿Listos? Sā!

Siempre nos quedará Madrid

Que sí, que nuestra Gran Vía no puede competir con los neones de Shinjuku, pero al menos tenemos una oferta de restaurantes que tira para atrás.Espero que no seas de los que confundes los números, porque la primera disyuntiva va a parecerte casi un sudoku: elige entre el 99 Sushi bar (o su primo del centro, el 19 Sushi bar), o el Distrito 798. Dicen que en Japón el 9 trae mala suerte, pero nada más lejos de la realidad por estas tierras: desde el multipremiado 99 al ecléctico 798, donde puedes disfrutar de platos tan creativos como los baozi rellenos de morcilla y pisto manchego (porque si hay pisto, hay alegría), tanto nueve no trae más que delicias montadas en palillos.

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Si las cifras te confunden, te pongo otra disyuntiva más fácil (bueno, no, pero sin números): Minabo o Ikura. Como en el Distrito 798, en Minabo mezclan lo mejor de los dos extremos del mapa (mirando desde nuestro ombligo, se entiende) y apuestan por los toques latinoamericanos en su cocina fusión. Pero si eres un purista, el tuyo es Ikura: hosomakis de todos los colores y sabores, auténticos gunkan y un atún para chuparse los dedos en todas sus variedades, del tataki al uramaki con tartar tostado. Ñam.

Y porque el puente aéreo se inventó para estas cosas…

Ojo, que aunque las reservas son hasta el 20 puedes disfrutar de los menús hasta el 27, así que, echando cuentas, me da tiempo todavía para seguir investigando en Barcelona. ¿O es que no os pasáis vosotros diez días de Tokyo a Kyoto y vuelta? La oferta no se queda corta por esas tierras (y encima con un poco de suerte puedo dejarme el abrigo en casa, que la Ciudad Condal te da esas alegrías en estas fechas). Algunos de los mejores restaurantes están perfectamente integrados en la ciudad; desde La Cuina de L’uribou, que esconde bajo ese nombre un sushi maravilloso, al Zuka, cuyas barras de sushi se dejan ver en los eventos más selectos, pasando por la fusión que hacen en el AIUEnO de los sabores catalanes y japoneses.

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Siguiendo con las fusiones, podemos pasar por alguno de los Ikibana, que mezclan el sabor brasileño con el nipón; o descubrir lo que el chef del Matsuri se ha traído de sus estancias no sólo en São Paulo y Río de Janeiro, sino también de Nueva York y varias capitales europeas.


En fin, que me quedan cinco días para reservar y sólo unos pocos para saborear, así que ahí os dejo con vuestras fotos de viajes, ¡yo me piro a saborear Japón!