En Narnia se habla euskera

Paula Sabater
Llega un momento del año en donde nada me apetece más que tirarme frente a un hogar de leña encendida, ver las hojas y/o nieve caer sobre un paisaje bucólico, comer rico y no hacer nada. Pero…vivo en Barcelona, en la planta 5 de una finca sin calefacción y con una poco instagrameable estufa eléctrica. Por lo que, si de cumplir sueños se trata, hay que aprovechar los días libres de puente o finde para moverse y encontrar un sitio así.

¿Y qué lugar reúne mejor el buen comer con el buen paisaje otoñal? Sí señores, nuestro querido País Vasco y Navarra. Dos lugares que enamoran a todos, tengáis 8 apellidos vascos o no. ¡Si hasta los sevillanos han sucumbido a su encanto! Y eso que Sevilla tiene un color especial…

Porque, aunque no lo crean, en esta época del año tanto estas comunidades se parecen más a Narnia que a Mordor. Y, sobre todo, por la cantidad de leyendas y seres fantásticos que allí se encuentran, y no hablo solamente de los que veréis después de una larga noche de txakolí.

Dejamos de lado BilbaoDonosti o Pamplona, son increíbles, lo sabemos. Pero lo que buscamos es adentrarnos a lo más profundo de sus corazones y, además, ubicarnos lo más lejos posible de ese bicho de ciudad que fuimos hasta el viernes a las 15:00 horas. ¡Empecemos!

Valle de Baztan, mucha historia bajo el puente.

La joya de la zona. Es un valle navarro con un pasado muy visible: desde las cuevas paleolíticas de Alkurdi y Berroberría (para pasar el tiempo, algunos de los muchachos de estas cuevas dibujaban y otros borraban sus dibujos arrojando piedracas “a lo vasco”, de allí este deporte nacional