Sal

El protagonista es el escenario: planes para amantes del teatro

Glòria Fernández
Al fin. Después de diez minutos hipnotizada mirando la palabra “Escribiendo…” en la pantalla de tu móvil, has visto que tu madre ha conseguido mandarte un mensaje. Y esta vez es definitivamente más revelador que su habitual “que.tal.como.estas?” (seguido de muchos emoticonos): una foto con filtro ‘Valencia’ natural de tu primera función de cole. Más efectiva que la magdalena de Proust.

Sí, el recuerdo agridulce ha vuelto más vivo que nunca a tu memoria: la emoción de estar frente a TU público, aunque solo te tocara hacer de pájaro. Pero fuiste el mejor y más convincente pájaro. Y que nadie se atreva a discutirlo.

Pocas cosas provocan que tu cuerpo vibre y se agite tanto como un largo y profundo OM que una obra de teatro. Ya has perdido la cuenta de las veces que te has sorprendido en el patio de butacas deseando ser tú la que esté subida a ese escenario, maquinando como una ambiciosa y celosa Lady Macbeth o como la condesa de Belfor, que ni come ni deja comer.

¡Actúa! Nunca mejor dicho. Que ese deseo no se quede en simples ganas. Descubre si es solo una afición o una auténtica vocación. La ventaja de lanzarse a probar con la interpretación es que se trata de una actividad que no tiene edad ni físico específico, porque hay papeles para todas las edades y personas. Hemos visto a actores y actrices debutar, desarrollarse y madurar como el buen vino sobre las tablas.

Sin que necesariamente se convierta en tu obsesión para lograr la gloria –que es muy lícito, pero así solo vas a arrastrar frustraciones que no vas a poder superar ni con un tanque de helado de chocolate–, ¿sabes la de beneficios que tiene hacer teatro? Cuando lo sepas, te vas a quedar más ‘vizconti’ que viendo ‘Twin Peaks’.

Es una de las actividades más sanas y efectivas para el autoconocimiento y, de rebote, para aprender a aceptarte a ti misma. Quítate ese punto de timidez que a veces te bloquea. Las clases de interpretación te ayudarán a desinhibirte, ser más creativa y rápida en tus respuestas. Verás cómo mejora tu comunicación verbal y corporal a la vez a que liberas tensiones. ¡Mejor que dejarte la vida y la de tu descendencia haciendo CrossFit!

Tienes múltiples posibilidades para empezar a flirtear con las tablas. Desde apuntarte a cursos de iniciación, a enrolarte en grupos de teatro amateur impulsados desde los ateneos, centros cívicos o asociaciones culturales de tu ciudad. En la web de tu Ayuntamiento podrás encontrar toda la información necesaria para quitarte esa ansia viva que te consume por alimentar el gusanillo de la actuación.

El mundo del teatro es muy amplio, y lo bueno de dar este primer paso es que te ayudará a saber realmente qué tarea te motiva más: interpretación, escenografía, iluminación, atrezzo, diseño de vestuario, coreografía… Traspasa el telón y entra en sus bambalinas con la mente abierta, con pasión y ganas de implicarte porque, al final, te puedes llevar alguna sorpresa más grata de lo que esperas, entre ellas, grandes amigos.

Y si los oficios del teatro son casi inabarcables, las técnicas y disciplinas ya ni te cuento. Te va a parecer estar delante de la vitrina de una heladería. Y ya sabes lo que tienes que hacer, ¿no? Pide el cucurucho más grande ¡y que lo rellenen de miles de sabores distintos! Clown, danza, improvisación, canto, monólogos, marionetas, mimo… Te vas a sentir como empezando nueva temporada de tu serie favorita.

También puede que ser que lo tuyo no sea problema de timidez, inhibición o tener tu vocación poco clara. En realidad, eres de las que ve una barra de metro libre y se marca unos movimientos de auténtica D.C.A. Sí, de ‘Diva Con Actitud’. Estás convencida de que la mirada ‘Acero Azul’ está inspirada en las que le lanzas cada mañana y con toda la intención a tu reflejo frente al espejo. Te sientes cómoda y ágil como un camaleón disfrazándote o inventado personalidades. De hecho, tus celebraciones preferidas son Carnaval y Halloween, aunque tampoco te hace falta un pretexto para montar un fiestón temático.

Además, vas por la calle haciendo, deshaciendo y rehaciendo mentalmente escenas, situaciones, diseñando vestuarios y maquillajes, refinando frases lapidarias de lo que sería el musical (o serie de Netflix) más emocionante: el de tu vida, donde tú tienes el papel principal, claro. El afán y entusiasmo te sale por todas partes como a Campanilla sus polvos mágicos para volar. Pero el teatro es sinónimo de trabajo (muy) duro. Y de constancia, para que le puedas sacar todo el partido a la visita de las musas y, así, conseguir llevarte los aplausos del público más exigente.

Y qué mejor que inspirarse y aprender, o simplemente DISFRUTAR, con aquéllos que ya están sobre los escenarios, girando por los teatros de todo el territorio, haciendo realidad las propuestas ‘OFF’ más arriesgadas en salas alternativas o estrenando en los festivales de más fama.

Gózalo fuertemente con el humor que no te toma por tonto o con un drama que te sacuda y te duela por dentro como la demolición del Calderón (snif). O relájate con un vermut mientras un monologuista te hacen pensar con sus dos únicas armas: su palabra y un micro. Cruza el espejo y déjate transportar a la realidad de un espectáculo de magia que desafíe las leyes de lo razonable. Acerca a tus hijos a la cultura y al teatro llevándolos a su primera sesión infantil. O, definitivamente, rinde homenaje a tu amor por las tablas, organizando una escapada o una ruta para acudir a las citas más importantes de la escena teatral: Almagro, Mérida, Olmedo, Tàrrega, Olite… Arrancarán tus mejores aplausos antes incluso de que se baje el telón.