Sal

¿Deportes acuáticos a mí? Sí, por supuesto

Henar Ortega
Se abre el telón y sale la declaración de la renta. Navidades fue ayer, sí. Los puentes varios y Semana Santa también fueron hace nada. Pero ya está: estamos a las puertas del verano. Aparece ya en la pantalla del móvil un grupo de Whatsapp: es hora de organizar planes con amigos, familiares, con uno mismo o con quien más que apetezca. Yo en estos casos lo tengo claro: iconitos de agua a go gó.

‘The aquatic life’ llega a mi vida, pero en otro plan. Que si la gota, que si la ola esa que parece la de Kanagawa, que si los nadadores (¡estos son nuevos como el de la paella!), que si el del surf…

Con el surf hemos topado. Porque una, aquí donde la ves, es aficionada a los deportes acuáticos. Recuerdo divinamente aquellos campamentos de verano en los que hacía rafting en los Pirineos, piragua en Aguadulce (Almería), barrancos en varios sitios, mi cursito veraniego de surf (ya de treintañera) en la donostiarra Zurriola… Porque me considero en lo profesional una camaleona de la comunicación (lo mismo te organizo un evento, que te hago una campaña de prensa, que te escribo un artículo, que un laaaaargo etcétera), y en lo personal una verdadera anfibia cuando llega el verano.  

Y no es que a los que nos gustan los deportes acuáticos sea porque tengamos un pasado veraniego vinculado a estar en remojo, pero en acción… para nada. Amigos y amigas a quienes he convencido para hacer algunas de estas actividades se han enganchado y ahora tiran de mí para que vayamos cualquier finde, o algún día de los del típico viaje vacacional a la playa. ¿Que por qué tanta devoción?

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Ahora te cuento los que más me gustan y por qué los recomiendo, pero antes aprovecho para darte algunos consejos que no pueden faltar para que evitar que te dé una pájara y los practiques agustito: además de hacerle caso en todo momento al instructor/a que tengas para la actividad, deberás ataviarte con los dispositivos de seguridad que estimen oportuno (chaleco salvavidas, traje de neopreno o casco en caso de ser necesario, aletas…). También es imprescindible crema solar, impepinable un gorro que cubra la cabeza para los ratos que estás en la orilla preparándote (que parece que no pero son ratazos), imperdonable no llevar un bonito bañador (que ahora hay miles chulísimos) y obligatorio usar gafas de sol que sean buenas, de cristal polarizado y todas esas cosas que ya sabes que son fundamentales para cuidar esos lindos ojitos tuyos.

Ahora sí que sí paso a contar todo lo que a una urbanita como tú, queridísimo lector, le tira tanto de los deportes de agua en verano:

Rafting

Recuerdo como si fuera ayer aquellas gélidas aguas del río Noguera Pallaresa en pleno mes de julio. Menos mal que el neopreno amortigua el frescor, que si no, ¡imposible! Te atavías de tal modo que pareces un profesional (chaleco salvavidas, casco, traje de “Busco a Jacq’s” y p’alante). Coordinación, diversión, emoción, algún que otro remazo en la cara que te den a ti o que propines a alguien harán el resto. Y los remolinos del río. Y cuando vuelques… Unas refrescantes horas de diversión, risas, naturaleza y muuuucho frescor.

Paddle surf

Nadie dijo que ese surf con remos que tan de moda se ha puesto en los últimos años fuera fácil. Pero da igual, el esfuerzo también divierte, ¿no? Importante: pon el abdomen como te dicen en yoga, como metiendo tripa todo el rato. Una vez mentalizado de hacer esto, ponte de pie, equilibrio a tope, ¡y a disfrutar! Surcarás la costa como si estuvieras haciendo ski de fondo, pero en verano en plan sol y playa.

Descenso de barrancos

O barranquismo, o descenso de cañones, o como quieras llamarlo. Yo te digo lo que es esto: una pasada de diversión. Rápel, saltos en el agua, nadar, meterte por vericuetos entre rocas, ¡esto es muy entretenido y desconectas de todo pero en 2 minutos! Recuerda hacer caso a todas las indicaciones del monitor/a que guíe a tu grupo: que te digan dónde pisar y dónde no, cómo pasar cada recodo, y demás indicaciones, es oro. Llévate unos caramelitos para después por lo de las agujetas (te vas a acordar de mí, te lo juro… llévate directamente terrones de azúcar…).

Moto de agua

Esto es la pera limonera. Una amiga y yo lo probamos en un viaje a Fuerteventura y menudo enganche. La velocidad aquí te llena de adrenalina y quieres más y más y más y de repente te ves haciendo derrapes, levantando unas olas que no veas, y saliendo volando despedido de la moto como nunca antes hubieras imaginado. Y zas, vuelta a empezar. Un vicio total. Hacer el burro nunca fue tan divertido.

Kayak

¿Que no estás en la playa? No habrá pantano o río cercano a tu localidad que se resista a ti montado en un kayak. Una embarcación ligera y versátil en la que harás brazos pero también disfrutarás definiendo tu recorrido. Además podrás contemplar el paisaje y la biodiversidad del enclave que hayas elegido. Nunca suele fallar.

Surf

¿Te gustaría hacer surf? ¡Pues hazlo! Hay cursos para todas las edades y condiciones físicas en la mayoría de playas de aquí y de fuera. El único requisito: querer, y hacer caso al instructor o instructora. Te explicarán una serie de nociones y movimientos que debes conocer. Atiende, entérate de todo, intenta aplicar la técnica y a disfrutar. Una vez consigas levantarte la primera vez (créeme… cuesta) todo irá sobre ruedas.

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Podría seguir hablando aquí de piragua, buceo y de muchos más. Incluso de ir al parque acuático más cercano. Con todos te lo pasarás divinamente, querrás repetir, te costará decidir cuál probar después, y un largo etcétera. ¿Te unes al mundo anfibio en verano? A mí ya no me quedan findes sin actividad este estío 2017 :)

Be water, my friend!