Cómo organizar un viaje con amigos y no acabar en el calabozo

Rebeca Suarez
Amigos: no puedes vivir sin ellos. No puedes planear un viaje con ellos sin que en algún momento te den ganas de darles un abrazo muy fuerte. En la cara. Con una silla.

[redbox text=”Gandhi era más de poner la otra mejilla y de resistencia pacífica, seguramente porque nunca intentó organizar un viaje con su grupo de amigos.” position=”right”]

Creo que fue el célebre Gandhi el que dijo: “Hacen falta cuarenta y dos músculos para fruncir el ceño, pero solo cuatro para extender el brazo y darle con la mano abierta a alguien”. Bueno, a lo mejor no era Gandhi. Gandhi era más de poner la otra mejilla y de resistencia pacífica, seguramente porque nunca intentó organizar un viaje con su grupo de amigos.

Si has compartido vacaciones con tus colegas del alma, sabes de lo que te hablo. Y si estás en pleno proceso para escaparte con ellos esta Semana Santa, quiero que sepas una cosa: no estás solo. Esto es una crisis de fe pasajera, volverás a ver a tus compadres como los seres de risas y complicidad que realmente son. Cuando lleguéis a vuestro destino, claro. Porque hasta ese momento, tendrás que pasar por tu propio viacrucis particular, y hacerlo sin acabar en el calabozo.

Amigos para siempre means you’ll always be my friend

Los Manolos sabían de los que hablaban en su famosa oda a la amistad. Tus amigos son lo mejor, les quieres más que Forrest Gump a Bubba y con ellos te irías al fin del mundo. Son el mono Amedio a tu Marco, así que, ¿por qué no aprovechar que todos tenéis vacaciones a la vez para haceros una escapadita? Llevarle un poco de jamoncito a la Reina Madre en Londres, o jugar en casa y hacerse una escapada a Granada para poneros finos a tapas. O qué narices, asomarse por Marruecos aprovechando un ofertón. Madre mía cuánto os queréis y qué fácil es todo con vosotros, qué bien os lo vais a pasar. Absolutamente nada puede salir mal.

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Cri cri. Cri cri.

Esta fase que sufrirás sí o sí, también podría llamarse “sonidos de grillos” o “matojo rodante del desierto”. Es ese momento en el que todos tus amigos se auto convencen de que no hace falta buscar nada ni concretar plan alguno, porque un día llegará Isabel Gemio, llamará a tu puerta y dirá: “Tengo un viaje organizado para ti”. Ay, las escapadas que se organizan solas, qué invento. ¡Qué suerte haber estudiado en Hogwarts y saber hacer magia, ¿verdad?!

tumbleweeds

La cadena de emails. The movie.

Homenajeando a esa gran película sobre sufrimiento y superación humana que es Fama: “Tenéis muchos sueños. Buscáis viajar con vuestros amigos, pero esto cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar ¡con sudor!”. Ni siquiera podéis decir el manido “nadie dijo que fuera fácil” porque absolutamente todo el mundo miente y te hace creer que orquestar este viaje va a ser pan comido. Y NO. Porque es una ley física universal que organizar un viaje con amigos a través de una cadena de emails es como intentar pasarte un juego de plataforma: un villano tras otro hasta que por fin te saltas la última pantalla.

El tío Gilito

El tío Gilito, como su propio nombre indica, es un triunfador, una de estas personas que no miran la cuenta del restaurante antes de pagar, a la que no ves en un mes y te dicen casualmente que acaban de volver de la India porque oye, ¡por qué no, si está aquí al lado! El tío Gilito participará activamente en la organización del viaje con sugerencias tremendamente útiles como: ¿por qué no nos vamos a un resort cinco estrellas en Hawái? O, me han dicho que en la Patagonia hay uno de Langreo que hace un cachopo que te mueres, ¿vamos? Le dará pena cuando le recordéis que vais un poco ajustados de pasta hasta que el Príncipe de Nigeria que os contactó por email os devuelva el prestamito que le hicisteis, pero tranquilos, lo superará.

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La incógnita

Lo pone todo de su parte, de verdad. Participa y si por él fuera, todo sería un crucero de facilidades. Solo hay un pequeño problema… que no sabe. ¿No sabe qué?, te preguntarás. Pues no sabe NADA. ¿Vas a tener vacaciones? No sé. ¿Al final libras esos días? No sé. ¿Cuándo lo vas a saber? No sé. ¿Te importa que te estampe esta sartén en la cabeza? No sé. Ante el villano incógnita, la mejor estrategia consiste en intentar encontrar el mayor número de opciones de viaje posible que puedan acomodar a una persona arriba o abajo. Coche en vez de avión, casas vacacionales en vez de hoteles. Paciencia en vez de ira.

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El ausente

Intentaste dejar que asomara la patita voluntariamente, le lanzaste indirectas en un montón de correos para ver si picaba el anzuelo y respondía, has probado a requerir su presencia por mensaje directo, llamadas y hasta por burofax. Y nada, que ni diciendo su nombre tres veces delante de un espejo aparece. Es el ausente, una de las figuras más misteriosas del mundo. ¿Lee nuestros mensajes? ¿Tiene opiniones? ¿A dónde quiere ir? ¿Viene, no viene? Al principio le cogerás manía, pero ¡paciencia! El ausente es un falso villano. Acabarás descubriendo que es tu aliado cuando aparezca al final diciendo que le vale todo. ¡Todo! Llorarás de alegría.

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El rancio

Para el rancio, el mundo es un lugar lleno de posibilidades donde las calles están hechas de nubes de azúcar, el brócoli sabe a regaliz y no existen restricciones de tiempo ni dinero. Para él SIEMPRE hay una opción mejor. La palabra que menos le gusta es “vale” (tampoco es un gran fan del “sí”) y su preposición favorita es “pero”. Está bien, pero… En principio me gusta, pero… Yo ya he estado, pero si a vosotros no os importa obligarme a repetir… Ya sé que tenemos un grupo de Whatsapp abierto pero… voy a abrir otro específico para este viaje. El rancio es tu amigo, y le quieres, PERO no lo olvides, en esta situación concreta, ¡es tu enemigo! Acorrálale con tantas especificaciones y opciones molonas que no le quede otra opción que claudicar.

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El héroe

Vamos a ser honestos, si estás leyendo esto es bastante probable que seas un poco Houdini. Esto es, que gozas viajando y disfrutas de todos los procesos, incluidos los prolegómenos. Tú no solo participas activamente en la organización y el intercambio de emails, es que eres el que envía el primero y el que los reflota cuando la cosa está más parada que una figura de cera. Y no lo intentes ocultar porque sé que además te has currado un Excel con todos los destinos posibles, precios, pros, contras y distancia aproximada del precipicio más cercano en caso de que tanto esfuerzo al final no sirva para nada. Que nadie te intente convencer de lo contrario, eres un héroe. ¿Y qué si para tirar del carro has tenido que utilizar el emoji de los cuchillos asesinos doscientas veces? ¿Habéis llegado a vuestro destino? ¿Has tenido que pasar una noche en el calabozo? Pues ya está. Ahora solo te queda lo mejor: disfrutar de tus vacaciones, que para algo te las has ganado.

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