CARCASSONNE, MÁS AUTÉNTICO QUE WESTEROS

Ignasi Oliva Gispert
A fin de cuentas, la sensación de “Winter is coming” es permanente en esta ciudad fortificada con casi tres milenios de historia situada en la loma norte del Pirineo oriental francés.

(¡Atención spoliers!) Visitar Carcassonne es como viajar a un mundo olvidado sin temer que nadie te amenace con un “valar morghulis” que te recuerde que “todos los hombres mueren” como le sucedía a Arya Stark en su huida de Desembarco del Rey, perseguida por los Lannister.

En Carcassonne nadie persigue a nadie, más bien todo lo contrario. Podrás tomarte tu tiempo para explorar sus milenarias murallas, construidas en el siglo IV a.C. para defenderse de los ataques de los ejércitos enemigos y que hoy te ofrecen unas magníficas vistas de la llanura de Lauragais y del valle del Aude.

Como Desembarco del Rey, Carcassonne conoció la prosperidad después de la conquista de Simon De Montfort durante la cruzada albigense en el siglo XIII. Figura destacada de la época, el entonces conde de Leicester tuvo el mismo sueño que Aegon Targaryen e intentó reforzar la importancia de la región a través de su unificación.

[redbox text=”Hoy Carcassonne es un destino turístico de primer orden que te reserva unos tesoros arquitectónicos y naturales que harán volar tu imaginación.” position=”right”]

Aunque De Montfort no contó con la inestimable ayuda de Balerion, Meraxes y Vaghar, los tres gigantescos dragones con los que Aegon I el Conquistador se aseguraría la victoria en Desembarco del Rey, la ascendencia que después tuvo la ciudad es muy parecida a la de la capital de los Siete Reinos, según la describe GRR Martin en Canción de Hielo y Fuego.

Bajo su tutela, Carcassonne construyó su propio Gran Septo de Baelor, la inquietante Basílica de Saint Nazaire, y expandió sus murallas y su influencia, convirtiéndose en el principal bastión defensivo entre Francia y Aragón, a los pies del monte Negro y de las Corbières, y confirmando el poder de los Reyes de Francia sobre Occitania durante 300 años en los que se erigió, como Harrenhal, como una fortaleza inexpugnable.

Pero como en Harrenhal, su declive se produjo en el siglo XVII a causa del fuego, aunque el incendio no fue culpa de ningún dragón literario. A partir de entonces, Carcassonne perdió su hegemonía hasta que, en el siglo XIX, el arquitecto Viollet-Le-Duc reconstruyó el perímetro amurallado y el conjunto histórico para convertirlos en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Hoy Carcassonne es un destino turístico de primer orden que te reserva unos tesoros arquitectónicos y naturales que harán volar tu imaginación, especialmente si sueñas con someter ciudades medievales a lomos de un dragón.