Actividades de infarto

Silvia Carreño

Nadar con tiburones

Hay actividades que dejarían temblando a muchos y en cambio se han convertido en la vía de escape de otros. Un lugar, una acción, un momento en el que nuestra mente sólo puede concentrarse en vivir la experiencia al máximo, no perder el control e intentar salir indemne de la experiencia.

Pero hay matices para todos los gustos. Está el hidrospeed, un cuerpo de goma flotando en la corriente de un río; el puenting, segundos donde el alma sale del cuerpo y el cuerpo se precipita contra el suelo; navegar en un velero de regata, para los más pausados, pero de rabiosa actualidad después de la Copa América; el barranquismo, luchando con rápidos y rocas; o mi preferido (léase en cursiva y entre comillas), nadar con tiburones, mejor aún, tener los dientes de un tiburón blanco a 10 centímetros.

Una cosa es disfrutar de la acción, la sensación de riesgo, pero tener la boca de un tiburón blanco enloquecido por los litros de sangre que le han tirado en el agua a un palmo no me parece una aventura, sino un horror. Pero hay gustos para todo y además ahora está muy de moda, así que aquí os dejo el enlace a una empresa de Sud África que os guiará en esta experiencia, ¡por si alguien se anima!