5 mercadillos por donde vale la pena perderse

Elisenda Sevilla
Cuentan los lingüistas que el intercambio verbal supone tan sólo un 10% de la comunicación humana y que, en cambio, la mirada –con la que percibimos sobre todo gestos y colores-, el tono de los ruidos y de las voces y los olores nos aportan una inmensa cantidad de información que vamos almacenando en el inconsciente. Por eso, cuando viajamos buscando empaparnos de la otra cultura necesitamos ir dispuestos a escuchar, ¡y a hacerlo con todos los sentidos!

Además, para los que les guste añadir diversión a los días de mercado, cada vez hay más mercadillos temáticos organizados en distintas ciudades de Europa. Foto de  Lomophoto56 en Flickr.Para los que les guste añadir diversión a los días de mercado cada vez hay más mercadillos temáticos organizados en distintas ciudades de Europa. Foto de @Lomophoto56 en Flickr.

Los mercadillos por supuesto son uno de los mejores lugares donde entrar en contacto real con la comunidad local.

¿Qué mejor lugar hay para ir a la caza y captura de colores y olores, gestos, sonrisas e intercambios a todos los niveles? ¿Y en qué otro lugar podríamos andar escuchando conversaciones ajenas mientras pasamos absolutamente desapercibidos?

¿Hacemos la prueba en alguno de los más emblemáticos mercadillos europeos? Venga, vaaaaa. ;)

Place du Jeu de Balle, en Bruselas

El de la plaza Jeu de Balle de Bruselas es básicamente un mercado de antigüedades. Los vendedores se disponen uno al lado de otro y van cubriendo el suelo con inmensos retales de tela encima de los cuales exhiben los objetos, dibujando así los pasillos por donde transitar. Es imprescindible ir con “aires de mercadillo”, puesto que precisamente ésta es la atmósfera que se respira. Y aunque tiene una cierta fama de que los tesoros tienden a estar un poco enterrados pero vale la pena ir, porque como dirían también en los tiempos de gloria de dichos artefactos, “haberlos, haylos”.

Esencialmente no se trata de ir con el chip utilitarista  sino de dejarnos caer por allí un día en que estemos más inspirados y dispuestos a descubrir lo interesante que hay detrás de cada rostro, de cada objeto, porque en Jeu de Baille se respira vida: ruido, desorden, colores y sobre todo, sobre todo, hacinamiento de imágenes de lo antiguo. Así que más que ir a buscar lo genuino o original, se trata de querer descubrir lo auténtico que hay siempre escondido detrás de lo más ordinario.

Recomendadísimo para: coleccionistas, amantes de las piezas con historia.

El detalle: las calles de alrededor están llenas de cafés muy agradables donde cerrar la experiencia comentando las anécdotas y averiguando qué acaba comprando cada uno. :)

Aunque sea sólo por la atmósfera, el mercadillo de la plaza Jeu de Balle es uno de los que hay que vivir con el propio cuerpo.

Aunque sea sólo por la atmósfera vale la pena ir al mercadillo de la plaza Jeu de Balle. Foto de @Simon Blackley en Flickr

El Rastro, en Madrid

Dejarse caer por El Rastro no es sólo visitar un mercadillo –y uno de los mejores de la península-, es también un viaje a través de la historia. Como en las antiguas ciudades comerciales, hoy en día las calles están todavía organizadas por sectores y conserva en todos sus sentidos el movimiento que tradicionalmente lo ha caracterizado y que ha acabado transformándolo en el emblemático lugar que es hoy.

El espacio reservado para el mercado hoy en día es inmenso y conserva en grandísima parte la esencia de lo que el tiempo y el mismo uso lo han ido haciendo. Es la versión local de lo que en otras grandes ciudades europeas se llama Camden, Mauerpark o Marché aux Puces. ;)

Recomendadísimo para: amantes de los mercadillos tradicionales.

El detalle: El Rastro ha sido escenario y atmósfera de múltiples obras en el cine, la música, la literatura y las artes plásticas, con lo que, tras tu visita, la experiencia puede prolongarse hasta adentrarse a los rincones más remotos de tu imaginación.

¿Te apetece seguirle El Rastro a uno de los pocos lugares históricos que todavía conservan vida?

El Rastro es uno de los pocos lugares históricos que siguen vivos. Foto de @Hans Dinkelberg en Flickr.

La Braderie, en Lille

Lo que año tras año pasa en Lille durante el primer fin de semana de setiembre es algo prácticamente incomparable. La Braderie es el emblemático mercadillo local de esta famosa ciudad del norte de Francia y casi nos dejó sin respiración cuando supimos de su existencia…, en todos los sentidos.

Porque el mercadillo de La Braderie es extenso, es original, es extraordinariamente transitado y es sorprendentemente económico. Se celebra anualmente durante 33 horas, y la mayoría cuenta que si uno se dedicara a tiempo completo a perderse por este paraíso al aire libre, no podría terminar de recorrerlo. Promete, ¿verdad?

Recomendadísimo para: freaks de los mercadillos y cazadores de gangas.

El detalle: es tradición que durante el fin de semana que dura el mercadillo, los visitantes tanto locales como extranjeros coman la especialidad regional de los moules/frites (mejillones con chips), que se sirven en inmensas cantidades a lo largo de toda la ciudad.

Et... ¡voilà! Esta es la pinta que tiene la vertiente gastronómica de la experiencia en La Braderie. Foto de @Frédérique Voisin-Demery en Flickr.

Et… ¡voilà! Esta es la pinta que tiene la aportación gastronómica a la experiencia en el mercadillo de La Braderie. Foto de @Frédérique Voisin-Demery en Flickr.

Els Encants Vells, en Barcelona

Els Encants Vells son uno de los más espectaculares escenarios de intercambio con los que uno se puede topar en el mundo.  Antigüedades de la más variada índole salen a la calle a la caza y captura de los más curiosos compradores en una de las principales plazas de la ciudad, en la que además los lunes, miércoles y viernes desde las 7:00 de la mañana y hasta las 9:00 se celebra una subasta pública.

En él se pueden encontrar desde ropa y libros hasta muebles, maquinaria o electrodomésticos de segunda mano y es uno de los mercadillos más antiguos de Europa (data del siglo XIV) y todavía hoy se erige como uno de los símbolos más fieles al tradicional espíritu mercantil de Barcelona.

Recomendadísimo para: nuevos inquilinos (¡de verdad! ¿Cuántos habrán amoblado ya su casa con el encanto de los Encants?) y amantes del detalle.

El detalle: actualmente está en construcción el proyecto de un nuevo espacio para el mercadillo a unos metros del emplazamiento actual. Se trata de un espacio cubierto de diseño moderno que ha despertado las más diversas opiniones entre la comunidad local.

Situado en una de las principales plazas de la ciudad cosmopolita, excepcionalmente comunicada, la visita a Els Encants Vells se convierte además en un adentramiento al mundo de la diversidad de las culturas.

Situado en una de las principales plazas de la ciudad, excepcionalmente comunicada, la visita a Els Encants Vells es toda una experiencia. Foto de @OhBarcelona en Flickr

Ravnsborggade, en Copenhagen

Situado en un distrito multicultural de Copenhagen, lleva el nombre de la calle a lo largo de la cual se extiende algunos domingos entre marzo y noviembre. En estos días afortunados lo que tradicionalmente había sido el mercado de antigüedades de Ravnsborggade da lugar actualmente a una de las atmósferas festivas más emblemáticas de las calles danesas.

A los vendedores se les unen los propietarios de las galerías, tiendas de diseño, boutiques, almacenes y comercios de antigüedades que habitualmente pueblan la zona, haciendo que la calle de Ravnsborggade se llene de objetos de todos los tiempos, piezas de artesanía, artículos de diseño, muebles antiguos con un marcado toque chic, y ropa de estilo, hasta dar a luz a uno de los más inspiradores microcosmos con los que puede llegar a sorprendernos la ciudad.

Recomendadísimo para: artistas en busca de materia prima y comulgantes de lo cool.

El detalle: las calles que entornan el mercadillo confieren el distrito de Nørrebro, uno de los lugares más emblemáticas de Copenhagen como espacio para el arte y el diseño, con lo que redondear el día será muy fácil tomando un café en alguno de los numerosos bares de diseño de la zona.